Berlinale 2024: The Human Hibernation – Entrevista a Anna Cornudella Castro

Continuando con la increíble oportunidad de entrevistar a los creadores de tan distintivas obras que se encuentran dentro de la Berlinale 2024, hablé con la pintora y cineasta Anna Cornudella Castro, una artista que empezó en la pintura a quien el cine le va a la perfección.

Anna Cornudella Castro

Anna nos regala The Human Hibernation, producida por Japonica Films y Batiak Films, la cual se encuentra en la sección Forum, que además ha sido seleccionada por la Berlinale para optar al GWFF Best First Feature Award, un premio que se le otorga a la mejor ópera prima de los participantes en las diferentes secciones del festival.

Pero no sólo eso, Anna nos regala también la puerta hacia una reflexión profunda y una mirada a la condición humana como muy pocas veces nos ha sido mostrada. The Human Hibernation nos adentra a un mundo donde los humanos también hibernamos y cómo dicha acción afecta nuestro comportamiento y nuestra relación con la naturaleza.

La ciencia es una parte esencial de la película, desde su proceso hasta su resultado. “¿Cuál crees que es el punto en común entre ciencia y cine?”, fue mi primera pregunta.

“Desde hace unos años creo que el arte y la ciencia han hecho una conexión muy potente, y creo que cada vez hay más proyectos que provienen de la ciencia, la cual posee una parte creativa muy grande. Siempre la visualizamos como algo muy empírico, y realmente es algo muy creativo. La biología es algo que me interesa particularmente y me inspira. De hecho, todo comenzó como una investigación científica para un proyecto creativo”.

Dentro del marco de dicho proyecto, Anna investiga cómo hubiese sido el ser humano si hubiese hibernado. Este interés nace a raíz de un incendio que sucedió hace aproximadamente 10 años en Australia donde los equidnas, una especie parecida al puerco espín, utilizaron la hibernación como método de supervivencia en un entorno hostil. La pregunta de cuál sería nuestra relación con la naturaleza y cómo la entenderíamos si nosotros también hibernáramos se hizo presente.

“Una de las cosas más importantes que debemos cambiar con respecto a nuestra relación con la naturaleza es que debemos escucharla. El ser humano tiende a construir relatos de cómo funciona el entorno, pero no lo escuchamos, nos olvidamos de observar, de contemplar”, indica Anna. “No le damos voz a la naturaleza porque no la escuchamos ni la observamos”.  

Continué con la línea narrativa de estas entrevistas que es el tiempo. Para todas estas directoras que he tenido la oportunidad de entrevistar el tiempo es vital y es un tema muy presente en sus obras. La película de Anna es casi como cine de observación, es pausada y vemos de manera paciente los procesos animales, humanos y de la naturaleza como el cambio de las estaciones.

“El tiempo es la base y la estructura de toda la película. Para mí era importante recuperar espacios en distintas estaciones, ver cómo se transforma la naturaleza. Y es algo que el ser humano vive de forma inconsciente. Para nosotros es una cuestión de si llevamos un abrigo o no. El resto de las especies están atadas a estos ciclos vitales que nosotros dejamos de lado. Quise despojar al ser humano de esta capacidad de control y someterlo a unos biorritmos y ciclos que lo obligan a estar conectados con las estaciones del año”.

La manera en que esto se demuestra está maravillosamente curado a nivel estético. Anna, como pintora y primera vez haciendo una película, se dejó llevar por la intuición a la hora de filmar y dicha intuición la llevó a pensar las composiciones de los planos como una pintura, trabajo que logra con ayuda de su equipo.

Y como buena admiradora del trabajo de Yorgos Lanthimos, no pude evitar ver una referencia de este director en la obra. “¿Hay algo de Lanthimos que fue de inspiración para ti?”, pregunté.

“Me gusta mucho su cine, sin embargo, no caí en cuenta mientras rodaba que había cosas similares a su estilo. Supongo que es algo inconsciente de cosas visuales que te marcan, debe haber un montón de referentes que han sido inconscientes, y, de hecho, me gusta que salgan”

Anna nos pinta hermosos cuadros en movimiento, pero para lograrlo fue duro. La filmación en general siempre es dura, pero intentar retratar la naturaleza en todas sus estaciones no es tarea fácil. “Hicimos cinco rodajes, tres en Estados Unidos de mes y medio cada uno y luego dos más en Cataluña. La incertidumbre fue lo más difícil. Y el llevar un montón de cargos que nos teníamos que repartir entre seis personas”, recuerda la directora.

Anna comenta que todo era pensado de un día para otro. Por ejemplo, el casting: “Había días que debíamos grabar escenas con doce personas y nos tocó llamar a las puertas de los vecinos a ver si podían participar. No teníamos nada controlado”.

Luego de escucharla recordar todo esto le pregunté a manera de broma si después de tal experiencia quería continuar haciendo cine y su respuesta fue la siguiente: “Tengo un montón de ideas y me gustaría llevarlas a cabo, pero no en las mismas condiciones”, ríe la cineasta.

Por supuesto, tuve que preguntarle qué animal fue el que más les enseñó mientras rodaban, y su respuesta fue rápida y sincera: “Las vacas. La sociedad ve a las vacas como animales tontos, y en realidad poseen una inteligencia colectiva de cuidado y de grupo muy hermosa, sus valores están por encima de nuestros valores individualistas. Rodar con ellas fue de las mejores experiencias de la película”.

Incluso se le ilumina el rostro al recordar a Valentine, que dentro de la jerarquía de las vacas era la superior. Al principio era distante, ya que no están acostumbradas a ver humanos y luego corría hacia ellos y no quería apartarse de su lado. Sencillamente hermoso.

Ese tipo de experiencias son las que nos hacen repensar cómo habitamos nuestro mundo y es que esto es todo lo que busca Anna Cornudella Castro con The Human Hibernation, una película de reflexión que no dejará indiferente a quien la vea.

The Human Hibernation, Anna Cornudella Castro, Berlinale 2024.