Challengers
Challengers iba a ser la película inaugural de Venecia pero por la huelga de guionistas no se estrenó en el Festival, en la dirección encontramos al sobrevalorado de Luca Guadagnino.
Ambientada en el competitivo mundo del tenis profesional, en el que una exjugadora convertida en entrenadora, Tashi, ha conseguido transformar a su marido Art en campeón de varios torneos del Grand Slam. Tras una racha de derrotas, Tashi le inscribe en un torneo ‘Challenger’ -el torneo profesional de menor nivel-, en el que se reencuentra con Patrick, su antiguo mejor amigo y exnovio de Tashi.
Creo que es la peor película del realizador y eso que Bones and All y Call Me by Your Name son infumables. El argumento se podría haber desarrollado en menos de 2 horas y quizás hubira tenido más dinamismo.
Ver tenis es complicado, hacer una película sobre ese deporte lo es aún más y sobre todo si como espectador no me queda claro que me están narrando.
Challengers no es una historia de tríos, ni algo psicosexual, está muy lejos de entrar en ese terreno, todo me sabe a cinta políticamente correcta de Disney. Curiosamente no parece un trabajo de Guadagnino porque se parece demasiado a cualquier serie adolescente de Netflix.
No entiendo el montaje paralelo ya que me sacan totalmente de la historia, eso sí el director ha decidido que lo más importante a resaltar sea la BSO de Trent Reznor y Atticus Ross.
El otro problema del filme es la selección de casting. Zendaya está como en cualquier capítulo de Euphoria pero en dos tiempos, dejen de aplaudirla que no tiene talento actoral ninguno. A Josh O’Connor no saben dirigirlo porque hace buenos papeles dramáticos. Mike Faist desconocido y bastante insignificante.
Challengers es desastrosa , le falta pasión, le falta carga psicológica y sobre todo le falta que a mí como espectadora me interesen los traumas de esos tenistas.