Cisne negro
Acabo de hacer una de esas cosas que suelo hacer mucho, de las que me gusta hacer en la intimidad, con pareja o en grupo (si se da el caso), en un buen sillón, tirado en el sofá o acostado en la cama, algo que me da mucho placer, me deja las manos sucias y, si ha sido muy buena, termino sin respiración. Sí, es lo que estáis pensado: “Acabo de ver una peli”, Black Swan (Cisne Negro para los de la logse) y solo puedo decir WoW.
Muy buena película, que duda cabe, pero le falta algo. Aunque la dirección, el guión, las interpretaciones y el montaje sean brillantes, le falta ese algo (que nunca se definir) para que me llegue, para poder decir “Tiiio tienes que verla”. Destacar sobre todas las cosas el increíble papel que hace Natalie Portman, merecedora de llevarse todos los premios habidos y por haber, un duro trabajo, estoy seguro. Y aunque al principio me sentía reacio con la idea de que la bellísima, atractiva y sexual Mila Kunis (no me gusta apenas jajaja), hiciera un papel, en principio dramático, me llevé una grata sorpresa viendo lo bien que lo hace y como acaba llevándoselo a su terreno. El director es, el aclamado por estos lares Darren Aronofsky, ya hemos hablado de otras pelis suyas como El luchador o Pi: Fe en el caos y a mí personalmente me encanta, aunque lo conocí hace poco, he disfrutado mucho con todas sus pelis.
De la historia de Cisne negro, pues bueno, hace que reavive ese debate interno que tengo algunas veces, de si esforzarse tanto para conseguir algo realmente merece la pena. Y es que me enerva esa actitud tan obsesiva para conseguir un sueño. No me interpreten mal, yo soy el primero en perseguir mis sueños con mucho esfuerzo. Pero, ¿merece la pena llegar a ese punto de arrojo, dedicación y sacrificio… incluso hasta llegar, literalmente, a la locura? Si con todo ese sufrimiento es imposible llegar a ser feliz, incluso cuando estas buscando y persiguiendo tu sueño. Y perdónenme, pero si algo hay que lograr en la vida es ser feliz, ¿no creen?