El fin de la comedia
Le tenía muchas ganas a la serie El fin de la comedia, pero el no tener acceso al canal Comedy Central me había alejado de poder verla. Afortunadamente Prime Video, la plataforma streaming de Amazon, ha añadido mucho contenido de este canal a su catálogo, y por fin he podido disfrutar de ella. Es precisamente de ella os hablaré aquí, después de un breve resumen de la trama.
El excéntrico cómico Ignatius Farray (interpretado por el mismo) se siente cómodo en sus shows, pero tras ello queda la vida real. El duro día a día de un padre separado al que le cuesta pasar la pensión a su expareja, que está sumido en la crisis de los 40, y al que le han diagnosticado miocardiopatía hipertrófica. Menos mal que puede buscar consuelo en sus compañeros de profesión ¿verdad?
Visualmente no es que sea gran cosa, realmente tampoco lo pretende. Aunque sí que tengo que añadir que tiene una fotografía interesante en algún momento, aparte de contar con unos escenarios urbanos acordes a la trama. Su apartado sonoro está muy cuidado. Usan temas de grupos nacionales y pegan mucho con las escenas que nos van mostrando.
El elenco es verdaderamente bueno. Dejando de lado que todo el protagonismo recae en Ignatius Farray (que más adelante ahondaré en ello), los secundarios son tanto cómicos como actores de sobra conocidos en series y películas de comedia, así como del stand up comedy. La dirección la llevan entre Raúl Navarro, Miguel Esteban, e Ignatius Farray, basándose en la vida de este último, un poco aderezada, eso sí.
Este concepto no es algo nuevo, ni mucho menos. Quien haya visto Seinfeld o Louie apreciará las claras influencias que tiene esta serie. De hecho, el mismo Ignatius es fan declarado de estos dos cómicos norteamericanos. Por no mencionar que los fans del monologuista tinerfeño sabrán que hay mucho contenido aquí de sus textos, gags, o secciones.
Pero esto no es todo en lo que se apoya. Y es que hay mucho drama mundano en esta producción, algo que choca con el tono humorístico por supuesto. Se crea así una sensación agridulce y de risa incómoda que es extrañamente magnética. Es muy probable que eso haya sido lo que le valiera una nominación a los premios Emmy, entre otros galardones. Desde luego, bien merecidas.
En definitiva, El fin de la comedia es una dramedia más que satisfactoria en la que nos sentiremos tan bien como mal en cada capitulo que vemos. Y ese es el verdadero atractivo de la serie. Por supuesto gana mucho más si, como yo, amáis incondicionalmente a Ignatius Farray. Pero para 12 episodios de 25 minutos que tiene toda la serie, merece la pena asomarse aunque seáis caso contrario.
Hay comedia ahí.