Olivia & las nubes – Entrevista a Tomás Pichardo-Espaillat
A pesar de que ha terminado el Festival de cine de Londres, aún tenemos material del que hablar, ¡y vaya material!
Latinoamérica estuvo muy bien representada dentro del festival por grandes directores. Fue el hermoso país de República Dominicana el cual dejó en alto a América Latina en esta edición y tuve la gran oportunidad de conocer a dos de sus directores, sentarme con ellos a hablar sobre sus películas mientras tomamos un café en el Sea Containers Hotel, situado en el artístico Southbank de Londres.
Mi primera charla fue con Tomás Pichardo-Espaillat, un joven director especializado en la animación. Primeramente, debo reconocer que la animación no es lo más sencillo de ver para mí, pero el maravilloso despliegue de colores, el paisaje onírico que nos pinta Tomás, la hermosa historia de amor y la increíble música, hizo que todos mis sentidos no pudieran sino perderse en tan original trabajo. Sensorial. Sí, onírico y sensorial, son mis dos palabras para describir la primera película del dominicano, “Olivia & las nubes”.
La película habla sobre las complejidades del amor y las diferentes maneras de verlo, de sentirlo y hasta de olvidarlo. El film le da una forma a este sentimiento desde una visión muy personal, con elementos diversos, con técnicas diferentes, pero todo desde y para el amor, que al final, es lo mas básico dentro de nosotros y a la vez lo más complejo.
“Fue una experiencia muy física”, le comento a Tomás. “No siempre sucede en las películas cuando sientes hasta los colores y esto me transportó irremediablemente al realismo mágico. ¿Es algo que tenías pensado?”
“Totalmente”, dice Tomás. “Muchas de mis referencias vienen de allí, de los libros que leo. El realismo mágico definitivamente está presente”.
“Le dedicaste la obra a tu abuela”, prosigo. “¿El personaje de Olivia está inspirado en ella?”
“Hay elementos de algunos personajes que tomé de ella, pero se la dediqué más que todo por ese apoyo y cariño que siempre me dio. Siempre soñaba con estar presente en la premiere de mi primera película. No se pudo ya que murió hace varios años, pero se la dediqué a ella, está presente de otra forma”.
Una de mis cosas favoritas del film es que el director da nombre a cosas que reconocemos los seres humanos en nuestra vida cotidiana de una manera simbólica. Por ejemplo, el recuerdo lo representa con una maleta que se guarda bajo la cama, a la mujer la presenta como una planta que necesita de amor para crecer. Mi pregunta fue si él utilizó estas referencias simbólicas de manera consciente.
“La parte visual y onírica como dices…”, responde el director, “…Esto proviene de mi pasado en bellas artes. Más que un enfoque narrativo en la película tenía muy claro las emociones que quería representar. En cuanto a simbología y metáfora vienen mucho de deconstrucciones de cosas personales. Por ejemplo, la maleta viene de mis relaciones pasadas a larga distancia. El recuerdo de esas personas se quedaba en cajas o maletas, eso se fue transformando en el personaje de Ramón. Olivia como planta viene de alguien con quien yo salía y que su familia tiene un negocio de plantas. Cada cosa proviene de experiencias pasadas”.
La mejor parte de entrevistar a los directores es que le dan sentido a su obra. Le otorgan su sentido, el cual muchas veces no tiene ni por qué hacer sentido para ti como espectador. Es maravilloso ver cómo una idea toma forma, cómo un recuerdo toma vida y cómo afecta esto a su creador.
Pasé luego a hablar de la dificultad de ser director de animación en República Dominicana ya que no vemos películas de animación provenientes de este país.
“Este es realmente el tercer largometraje de animación del país. Los primeros dos no pasaron por festivales. Esta es la primera animación 2D y de manera artesanal. Nuestra industria es muy pequeña, ni siquiera existía una escuela de animación cuando comencé hace diez años a hacer esta película. Actualmente hay y yo fui de los primeros profesores de animación. De hecho, muchos de los que trabajan en mi película fueron mis alumnos”.
Pichardo continúa, “Fue un proceso de diez años, de mucho descubrimiento y aprendizaje. En mi país no había cultura de animación ni industria, era muy complicado. Luego poco a poco fueron surgiendo nuevas ayudas para el financiamiento, nuevas oportunidades, lo cual permitió que pudiera terminar la película”.
“¿Sientes que ahora en República Dominicana está progresando la industria del cine en general?”, pregunté.
“Sí, gracias a una nueva ley la cual ha dado muchas oportunidades a nuevas ideas y proyectos”, responde Tomás.
Algo que llamó mucho mi atención en la película son las diferentes técnicas dentro de la animación. Vemos la pintura, el uso de la plastilina, el cartón, acuarelas… “¿Por qué decidiste utilizar tantas técnicas?”. La respuesta fue muy interesante.
“Por varias razones. La primera es que estoy reaccionando a mi entorno. Santo Domingo es una ciudad muy caótica visualmente. Hay mezcla de muchas cosas, es como un collage, y no sólo se percibe a nivel visual sino también sonoro. Existen muchos contrastes en un mismo ambiente. En cuanto a detalles técnicos, el equipo de animadores con quienes trabajé no viene del mismo background de animación, entonces un solo estilo con un equipo local era muy difícil y quedó la idea de que cada uno aportara su propia forma de trabajo, su propio estilo, lo cual coincidía bastante con la historia ya que juega con puntos de vista diferentes, la interpretación de la memoria, etc. Así que esa mezcla nos funcionaba bastante bien”.
El director tiene un estilo muy distintivo desde sus cortometrajes. Mi próxima pregunta fue por qué decidió hacer un largometraje, a lo cual Tomás responde:
“Siempre quise hacer largometrajes, siempre fue mi norte. Aunque considero que los cortos fueron un trabajo serio, siempre lo vi como una plataforma de aprendizaje para hacer largos, aprender sobre técnicas nuevas y formas narrativas. Diez años después me doy cuenta de que necesitaba ese tiempo para aprender. Los primeros años me frustraba porque no pasaba nada, no avanzaba con el proyecto, pero hoy en día pienso que si lo hubiese terminado hace diez años no hubiera sido para nada lo mismo”.
Para finalizar, le pregunto si quisiera dedicarse únicamente a la animación.
“Sí. Puede haber elementos reales en diferentes proporciones, pero no quisiera salir de la animación por completo”.
Puede que “Olivia & las nubes” haya sido mi película favorita dentro del festival. Siempre lo digo, el cine son emociones, y si tienes la suerte de toparte con una película que te haga sentir tanto, entonces tu tiempo ha valido la pena.
Les prometo que esta película vale la pena.
**Imagen de cabecera: © “Olivia & las nubes”