Esencia de mujer
El cine es, sin duda alguna, un dispensador de emociones que es capaz de tocar los sentidos. Por lo menos lo hace con la vista y el oído, pero hay cintas que podrían cautivar tu olfato, aunque, por supuesto, no puedas olerlas. Lo digo de manera metafórica, pero seguro que “Esencia de mujer” ha causado curiosidad en más de una nariz.
La cinta dirigida por Martin Brest, es una adaptación cinematográfica de la novela Il Buio E Il Miele (Oscuridad y Miel) de Giovanni Arpino y a su vez, es un remake del film Profumo di donna de Dino Risi (1974). Donde Charlie Simms (Chris O’Donnell), es un estudiante pobre que ha obtenido una beca para estudiar en una prestigiosa preparatoria privada lejos de casa. La nostalgia por su familia y la cercanía de la navidad hacen que Simms quiera regresar a casa. Para conseguir el dinero para su viaje, acepta un empleo como acompañante de un oficial retirado del ejército, llamado Frank Slade (Al Pacino). Quien resulta ser un tipo amargado y con una peculiar forma de ver la vida y, además, es invidente y alcohólico, todo un paquete.
Juntos, el teniente coronel Frank Slade y Chalie Simms comienzan a complicarse la vida el uno al otro, el primero evitando la cercanía del segundo y Simms intentando realizar su trabajo como buen chico responsable; pero, sin darse cuenta, se irán convirtiendo en gran ayuda y apoyo el uno para el otro.
Las personalidades de ambos generan un antagonismo que provoca una atracción en el publico inevitable, una dupla divertida, intensa y memorable. Pues parte del carácter antisocial en Salade a la humildad y bonanza de un estudiante inexperto y responsable en Simms.
El peso de la trama, de manera muy acertada, recae en Al Pacino, quien hace un papel increíble que se queda grabado en la memoria, tanto por su fantástica actuación como por el guion que es una adaptación muy buena y nos regala como punto cumbre un discurso que no podría dejar indiferente a nadie; pues los tópicos manejados en la trama se convierten en parte de las dudas naturales que como seres humanos nos hemos hecho alguna vez, como ¿Cuál es el sentido de la vida?, los paradigmas que se presentan al llevar una vida en soledad y las compañías sinceras.
La música envuelve como magia escenas preciosas, como el baile que se muestra entre Slade y Donna (Gabrielle Anwar), una joven a la que conoce en un restaurante y la invita a bailar con la frase: “¿Le importa que esperemos con usted? Ya sabe, para impedir que los mujeriegos la molesten”, sorprendiendo, no sólo a la joven, sino también al público mientras de fondo comienza a sonar el tango de Gardel: “Por una cabeza”.
El lenguaje manejado por Al Pacino durante la película, resulta soez pero al mismo tiempo atrayente, lapidario, directo y cautivador. Por lo que se vuelve un elemento indispensable para entender de lleno al personaje. Las descripciones que por su parte hace Simms sobre el mundo, como buen lazarillo del coronel, hacen que las sensaciones lleguen a sobrepasar las de la vista fijada sobre una pantalla.
Quizá el único punto flojo de esta película sea su larga duración, pues a pesar de todos los aciertos que contiene, si puede llegar a perder por un momento la atención del espectador. Pero no es demasiado notorio y la evolución de la historia salva muy bien ese pequeño detalle.
La película fue candidata al Oscar por las categorías de mejor película, mejor guion, mejor director y mejor actor protagonista, siendo esta última nominación la que resultó ganadora, y con justa razón pues Al Pacino, en verdad hace un papel excelente.
Sin duda se trata de una cinta icónica y memorable que todo buen cinéfilo debería tener en su lista de películas fundamentales.