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Indiana Jones y sus personajes femeninos

Ante mi inminente visita al desierto de Tabernas y a sabiendas de que la tercera entrega de las aventuras del doctor Indiana Jones se grabó allí, me encontré con la excusa perfecta para un finde de aventuras de la mano de Spielberg.

Lo cierto es que revisionar clásicos de la infancia es siempre un redescubrimiento: es como ver lo mismo con otras gafas probablemente mejor graduadas (por eso de la edad y la experiencia).

La verdad es que las vi hace tanto tiempo que solo recordaba las escenas míticas. Después de ver las cuatro entregas seguidas, me ha llamado la atención el trato de los personajes creados para ser intereses amorosos del protagonista.

Indiana Jones: en busca del arca perdida (1981)

Marion Ravenwood, la exnovia rebelde

Rasgos: morena, atlética, fuerte y mal hablada

Nos presentan a Marion como una malota que a mediados de los años 30 regenta un antro en Nepal.

En su presentación viste y actúa de forma bastante masculina, pero durante la trama no duda en usar sus encantos femeninos a su favor. Además, dos personajes masculinos se disputan su amor: protagonista y antagonista.

En su primera aparición en pantalla está ganando un juego de beber contra un fornido rival. Luego se pone a fumar tabaco del duro y cuando se le aparecen los nazis les planta cara.

Marion Ravenwood, saludando a Indy

Para ser sinceros el personaje mola bastante y más para su época, aunque esté repleto de clichés. Aun así, a nivel trama no puede resistirse a Indy a pesar de haberla dejado tirada hace 10 años y no saber nada de él (vamos, un zombieing épico).

Indiana Jones y el templo maldito (1984)

Willie Scott, la cantante pija

Rasgos: rubia, refinada, torpe, muy femenina, materialista y acomodada

Nos la presentan cantando en chino, acompañada de un gran elenco de bailarinas en un restaurante de lujo. La película empieza con ella en primer plano, llevando un vestido brillante y despampanante: ya sabemos que ella va a ser el interés amoroso y que no es el tipo de chica a la que le guste pasar desapercibida.

Willie Scott, cantando en la escena inicial del film

Indy entra en escena para negociar con un capo chino para quien había de recuperar una reliquia, y ella se presenta a la mesa en la que se encuentran el dueño del local (su jefe) y el arqueólogo. Willie se presenta con gran pompa y sin darse cuenta de la gravedad de las negociaciones de la mesa, solo atiende cautivada cuando ve un diamante. Al notar que pasa algo raro porque Indy la hace su rehén a golpe de tenedor en costillar, ella parece más interesada en hacerse con el enorme diamante y huir que en cualquier otra cosa.

El personaje es bastante repelente, pero tiene sus puntos graciosos. Indy se mete con sus remilgos constantemente, cosas del palo poner perfume a un elefante o llevar tacones en la jungla, que obviamente hacen gracia. Nos venden un “los que pelean se desean” forzado.

Indiana Jones y la última cruzada (1989)

Elsa Schneider, la historiadora austríaca de cara angelical

Rasgos: rubia, inteligente, culta, exótica, atrevida y femenina

Tras la introducción, en la que nos cuentan la obsesión del padre de Indy por encontrar el Santo Grial, un tal Donovan contacta con Indiana para pedirle que le ayude a buscar el artefacto. Indy alude a que se ha equivocado de Jones y éste le dice que no, que su padre ya ha ido en su busca pero ha desaparecido. Ante esto, Indiana accede a ir en busca del grial y por ende de su padre.

Siguiendo las pistas llega a Venecia, donde le recibe Elsa, quien dice haber estado trabajando con su padre en busca del Santo Grial pero que éste desapareció misteriosamente. Al principio, nos la muestran como una santita: una doctorada en arte que solo tiene buenas palabras sobre los Jones. El arqueólogo nada más verla ya muestra sus dotes unga-unga, con flirteos descarados: desde el segundo 0 la llama “my Fräulein”.

Elsa e Indiana empiezan a buscar pistas juntos y, tras un par de chascarrillos machistas y unos diez minutos de compartir pantalla, se lían.
La escena en que él la besa a la fuerza tras discutir y ella al final le devuelve el beso hoy en día sería bastante impensable. Al poco resulta que la señorita era nazi y todo mal.

Willie Scott, cantando en la escena inicial del film

Indiana Jones y la calavera de cristal (2008)

Marion Ravenwood, el retorno de la ex novia rebelde

Rasgos: es la misma de la primera película: atrevida, fuerte, alocada… No ha cambiado nada, de hecho tan poco que no ha podido ni pasar página.

Marion no aparece hasta la mitad del metraje, pero su aparición es más que previsible y no solo porque aparece en el cartel. Un joven llamado Mutt corre en busca de Indy para que le ayude a encontrar a Oxley, un antiguo amigo arqueólogo de Indiana que ha desaparecido en busca de la calavera de cristal y El Dorado, su obsesión vital.

Juntos se embarcan en su búsqueda y en unas cuantas escenas se topan con la madre de Mutt, repique de tambores… ¡Marion!

Marion y Oxley estaban retenidos por los rusos, los malos de la película que también van tras la calavera.

Tras una búsqueda y aventura clásica de las de siempre, Marion piensa que van a morir y le cuenta a Indy que Mutt es su hijo, y de repente vuelven a saltar chispas y al final de la aventura se casan. Nos han repetido el zombieing épico de la primera peli, pero aún más bestia.

Willie Scott, cantando en la escena inicial del film

Conclusión:

En general nos muestran a un Indiana Jones altamente deseable, un macho alfa que las tiene a todas locas. Además también es un intelectual, apasionado por su trabajo arqueológico, muy centrado en ir de aventura en aventura y eso también parece incluir a las mujeres.
Esta construcción es clara durante las tres primeras películas, mientras aún es joven.

Diecinueve años después de la tercera, en la cuarta película, nos cierran la historia del héroe con éste casándose con su primer amor. Suena muy bonito como final feliz, y de hecho lo endulzan con escenas con un romanticismo exacerbado (véase la escena incrustada), pero realmente tiene unas lecturas un poco turbias.

Claramente querían dar una despedida sorpresa a los fans del Indy de los 80, diciendo adiós al icono con sus convenciones masculinas de la época incluidas.

Algunas lecturas que yo le veo:

  • Indy ya ha vivido bastante en aventuras, en mujeres y en general.
  • Mientras tanto dejó en el camino a una mujer preñada de la que no se supo nada porque “no iba a funcionar” y se marchó enfadado: priorizó su carrera y su libertad a tener pareja y formar una familia.
  • Marion se casó con un amigo arqueólogo de Indy que ejerció de padre de Mutt, seguramente por comodidad más que por amor: pagafantismo.
  • Marion no le dice a Indy que Mutt es su hijo en casi 20 años: hijoputismo.
  • Deus ex machina del amor: Indy llega por casualidad y todos felices, con casamiento incluido. El héroe que ya no podrá ir de aventura en aventura por los estragos de la edad tiene a quien le cuide y un sucesor al que enseñar que le ha caído del cielo.

Por mucho cliché y convención del cine de los 80 me siguen pareciendo muy disfrutables y hasta puede que me anime a ver la serie de Las aventuras del joven Indiana Jones que se emitió entre el 92 y el 96, engrosando el universo de Indiana Jones.

Si os han entrado ganas de revisionar las películas de la saga, están todas disponibles con la suscripción de Amazon Prime video. 

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