En 1950, Byron Haskin dirigió La isla del tesoro para la compañía de Walt Disney, una película basada en la famosa historia de Robert Louis Stevenson, donde un joven muchacho emprende una peligrosa y fascinante aventura en búsqueda de un codiciado tesoro. Sin embargo, lo difícil no será llegar a él si no saber en quién puede confiar de la tripulación del barco y en quién no (aunque a decir verdad, este misterio es bastante predecible desde el comienzo).
Esta es la segunda adaptación cinematográfica de la novela que se hizo de las muchas que fueron viniendo, siendo la de Victor Fleming (Lo que el viento se llevó, El Mago de Oz) la primera en 1934.
Como ya vimos con Pinocho o Cenicienta, La isla del tesoro se suma a la idea del cine Disney de empezar con unos créditos que ya nos acercan a la historia que nos vamos a encontrar, en este caso a través de banderas piratas y viejos mapas del tesoro.
Película juvenil y muy divertida, viendo de la forma más clásica el mundo de los piratas, el film de Walt Disney no fue una gran obra que pasara a la historia como lo hicieron muchos otros de sus films, ni siquiera entró dentro del cánon oficial de películas Disney, pero sí que sigue siendo un clásico juvenil que merece la pena ver.
