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Crítica película Múltiple

Si hay alguien en la industria cinematográfica americana que sepa lo que es estar en lo más alto y en lo más bajo, ese es Shyamalan. Hace un par de años el director volvió a saborear de forma moderada las mieles del éxito comercial y crítico con La Visita. Pero, ¿era solo un golpe de suerte o de verdad estaba de vuelta? He sido afortunada al poder ver su nueva película unas semanas previas al estreno y antes de entrar en materia, adelantar que los que sean fans del director indio pueden respirar tranquilos.

Kevin es un hombre que sufre de trastorno de identidad disociativo, por lo que su cuerpo alberga hasta 23 personalidades diferentes. El asunto se complica cuando una de esas personalidades secuestra a tres chicas y una nueva personalidad de carácter extremadamente violento amenaza con tomar el control sobre todas las demás.

No lo voy a negar. Esta era una de las cintas de 2017 que más esperaba y francamente puedo decir que no me ha decepcionado. Si más arriba he mencionado su último trabajo, tengo que volver a sacarlo porque comparte similitudes con él: Un predominio de espacios pequeños e interiores, un reducido grupo de actores y una mezcla entre humor y tensión. Con todos estos elementos y por la temática, no pude evitar que también me recordase a Calle Cloverfield 10, incluso en el plano técnico. El realizador cuenta con nuevos integrantes como el director de fotografía, cuyo trabajo transmite la claustrofobia del encierro y se permite unos planos majestuosos relacionados con unas escaleras, o el encargado de la banda sonora, cuyas composiciones de sonido industrial le dan al film una atmósfera siniestra, especialmente con los créditos iniciales, similares hasta cierto punto con los de American Horror Story sin imágenes impactantes.

Todo el apartado audiovisual está muy logrado. Pero en el ámbito interpretativo, se necesita a alguien capaz de interpretar a varias personalidades en un mismo cuerpo. Afortunadamente, el encargado de realizar la tarea es James McAvoy. Siempre he creído que en todos su trabajos es un muy buen actor, incluso llegando a estar un poco infravalorado porque en sus películas por muy bien que él esté, siempre ha habido alguien con más protagonismo o que hacía un trabajo todavía mejor. Qué gusto me da el poder decir que aquí él es el gran protagonista. Vaya performance (o performances, según como se quiera mirar)  se marca el escocés. Abraza por completo la locura y se entrega dando lo mejor de sí mismo. Es especialmente notable cuando el mismo actor consigue diferenciar varios personajes por el acento, entonación, gestos faciales y gestos corporales. Y consigue transmitir exactamente las sensaciones que busca, por lo que es normal encariñarse y reírse con Hedwig mientras que se teme a Patricia.

Múltiple

Ante semejante reto, encontrar a otra actriz capaz de hacerle frente a Kevin no parece tarea fácil, Pero Anya-Taylor Joy, la encargada de dar vida a Casey, no se acobarda y también es capaz de dar lo mejor de sí misma y lo que exige la trama. Me gustaría resaltar que su personaje llama bastante la atención, no tanto por su carácter, sino por la forma hasta cierto punto calmada que tiene de actuar tras ser secuestrada y encerrada. Anteriormente han mostrado que no es una chica muy sociable, y a medida que va a avanzando la cinta, el espectador lo entiende todo. Se van retirando las capas que rodean a Casey hasta dar con los hechos que han hecho que ella se comporte como se comporta. Y al final, uno puede pensar que eso la ha hecho más fuerte, pero no dejan de ser circunstancias trágicas.

Es admirable como Shyamalan, frente a trabajos anteriores, se toma su tiempo en contar la historia. Es consciente que los espectadores no son estúpidos, por tanto, nunca es explícito con sus explicaciones. Confía en que el público entenderá lo que está contando. Sí, hay una escena en la que durante unos minutos se dedica a narrar como funciona el trastorno de identidad disociativa que podría haberse acortado, pero no deja de ser necesaria para explicar los acontecimientos que tendrán lugar posteriormente, y al ser la psicóloga la protagonista de la escena en cuestión, no chirría. Se van desentrañando los misterios sobre Kevin y Casey hasta llegar a un clímax capaz de erizar el vello al más valiente de la sala y demuestra de lo que es capaz el cuerpo y la mente humana, para bien y para mal. Ese final demuestra también que las personas somos más parecidas entre nosotras por muy distintas que podamos resultar con un primer vistazo. Todos tenemos nuestros demonios internos.

MúltiplePero por supuesto, ¿qué es una película de este director sin un giro final? Lo único que voy a decir al respecto es que el giro tiene lugar en el epílogo, no pude evitar emocionarme cuando lo vi incrédula y tuvieron que pasar unas horas hasta que asimilé lo que acababa de presenciar. Así es, Shyamalan lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a sorprender con algo que nadie se hubiese visto venir y que tiene todo el sentido. De hecho, estoy deseando volver a ver el film para ver nuevos detalles tras dotar a la historia con ese nuevo significado. He tratado de bordear la zona de los spoilers, y es que si el propio director lo ha pedido, e incluso el resto de los medios y la misma distribuidora se han sellado los labios hasta ahora, no voy a ser yo la persona que estropee esa gran sorpresa. En el caso de que la veáis, haced vosotros lo mismo y no contéis el final.

¿Algún fallo? Que su principio quizás no sea todo lo bueno que podía esperar, tenga algunas lineas de diálogo que no me terminasen de convencer o que una situación concreta de cara al clímax fuera un poco inverosímil. Pero mejora en su segundo y su tercer acto gracias a la tensión que recorre toda la narración y a unas muy buenas interpretaciones por parte de sus dos personajes principales. Y demuestra que a su director todavía le quedan ideas para poner al público a sus pies.

1 respuesta en este artículo
  1. Magnífica película seguida de una espectacular crítica. Remarcas muy bien ese final que muchos no habrán entendido, pero que a los seguidores de Shyamalan habrá dejado con la boca abierta, definiendo perfectamente ese sentimiento de querer volver a verla. Fantástico trabajo.

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