Paterson
Hace unos meses, dedique una entrada a comentar cuales habían sido para mí las mejores películas del pasado 2016. Y en ella comentaba que había algunos casos que por falta de tiempo no había podido ver. Bien, ha llegado el momento de enmendar una deuda pendiente.
La historia cuenta la rutina de Paterson, un hombre que es un conductor de autobús en la pequeña ciudad de Paterson, en Nueva Jersey, y al mismo tiempo es aficionado a escribir poesía en sus ratos libres.
Personalmente, mi primera toma de contacto con Jim Jarmusch fue con su anterior trabajo, Solo los Amantes Sobreviven. Entonces me quedó claro que era un autor dedicado a contar de forma extraordinaria lo cotidiano con una visión muy personal. Y aquí esa tónica se repite, nada más leer el argumento debería quedar claro. No hay un conflicto que hace que la trama avance y tampoco hay un giro en el guión que indique que a partir de determinado punto comienza el film. Es simple y llanamente una exploración de la rutina de un hombre mundano.
Lo habitual en el cine es que se plasmen las historias de gente muy rica o de gente muy pobre, con frecuencia olvidándose que hay un gran grupo de personas pertenecientes a una clase media cada vez más amplia. No voy a ser yo la que niegue que la vida no es un conjunto de sucesos, pero hay ocasiones en las que se puede vivir en una perfecta calma, que es lo que se refleja en este caso. Y en ocasiones, resulta agradable sentarse y ver una cinta donde se plasme la vida tal cual es: Con un ritmo pausado, sin grandes pretensiones y buscando la belleza en los detalles de lo cotidiano, tanto en la sustancia como en el estilo.
He quedado muy sorprendida al ver la versatilidad que tiene como actor Adam Driver. Al mismo tiempo puede ser el antagonista de una de las sagas más taquilleras y queridas como es Star Wars como hacer proyectos más independientes como este. Y en este caso, crea un personaje sencillo pero muy entrañable con gran facilidad. Sus escenas con la actriz que hace de su pareja, Laura, son las que más he disfrutado, pues ambos pese a la cotidianidad son mentes creativas y usan su don como escapismo de la realidad. Pero al final del día, son felices con la vida que llevan y con tenerse el uno al otro, por lo que crean una relación muy natural de pareja.
Otro de los aspectos que más he disfrutado ha sido ir conociendo en pequeñas dosis esa ciudad, por muy mundana que pueda resultar, todos los habitantes tienen una pequeña historia que contar, y más cuando van en un transporte público o están en un bar. Es el equivalente a filmar la realidad, de una manera distinta a un documental sin imágenes de archivo, testimonios o temblores en la cámara. Una realidad que no es para todo tipo de público y muchos la tacharán de aburrida, pero como bien indica, hay que saber apreciar las cosas más pequeñas que ofrece la vida y hacer de ellas una poesía. Los que sepan apreciarla, la disfrutarán mucho.