Rojo Amanecer
El pasado lunes 24 de junio, se llevó a cabo en la Cineteca Nacional (México) la ceremonia con motivo de la 61 entrega del Ariel, otorgado año tras año desde 1946 por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Estos premios buscan reconocer el talento de los responsables de la producción y realización de cine en el país.
Entre los ganadores se encuentra la arrasadora “Roma” de Alfonso Cuarón, que obtuvo 10 de las 15 nominaciones que tenía. En segundo lugar, estuvo la película “Las niñas bien” de Alejandra Márquez Abella que se llevó 4 reconocimientos incluido el de mejor actriz para Ilse Salas.
Uno de los momentos más destacables de la gala, fue el movimiento de protesta propuesto por actrices mexicanas en el que se pide mayor equidad en la industria cinematográfica, para lo cual utilizaron un pañuelo rojo en la muñeca y se impulsó en las redes sociales el hashtag #YaEsHora.
En este contexto, entre los contratiempos y la tropezada organización del evento, una de las premiaciones que más disfruté fue la que sucedió de manos de la actriz María Rojo en reconocimiento a los años de trayectoria de Héctor Bonilla, en el que ambos recordaron su participación en la película Rojo Amanecer, por lo que no pude evitar hacer una revisión y tráela a este momento con la intención de no olvidar que sí se hace buen cine en México.
Esta producción del año 1989, más que una obra cinematográfica, ha representado una manera de alzar la voz, de ser protesta. La historia relata los hechos sucedidos en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México, el 2 de octubre de 1968. Una fecha trágica y controversial en la historia del país. Poco es lo que se muestra de manera explícita, pues todo va contándose a partir de la perspectiva de una familia habitante de un departamento aledaño al lugar de los hechos. Todo parte del sonido, de las declaraciones, de lo que está pasando afuera pues la cámara no se atreve a salir del departamento. Sin embargo, se ve y se sabe mucho más, se denuncia la barbarie, la injusticia, las opiniones encontradas y sí, la represión del gobierno.
El guion, escrito por Guadalupe Ortega y Xavier Robles, se sirvió de documentos, notas y libros, pero en especial de testimonios de personas que sobrevivieron a la matanza en Tlatelolco, por lo que goza de una fidelidad, quizá no exacta, pero sí muy cercana a la realidad.
Rojo Amanecer no representa la máxima calidad del cine, pues contó con un presupuesto casi inexistente, muchos trabajadores de la producción estaban ahí sin sueldo, parte de la utilería y la locación fueron prestados por los mismos implicados. Se filmó bajo las sombras, de manera mayormente clandestina y salió a flote gracias a la decisión y perseverancia del director Jorge Fons y la entrega de los actores Héctor Bonilla, María Rojo, Eduardo Palomo, Jorge Fegán, Ademar Arau, Bruno Bichir y Demián Bichir.
Además de los contratiempos para su grabación, esta película también tuvo que enfrentar la censura, pues el gobierno buscó que no se proyectara y no se distribuyera. Las cintas de la grabación estuvieron cerca de ser destruidas, por lo que para protegerlas el productor Valentín Trujillo mandó copias a al extranjero; finalmente, después de algunas protestas y la lucha por parte de la producción, tras una solicitud de borrar todas aquellas partes en las que se implicaba duramente al ejército mexicano en los asesinatos contra estudiantes, pudo distribuirse.
Rojo Amanecer se convirtió en un hito en la historia del cine mexicano, pues fue la primera película que estaba dedicada totalmente a mostrar esta historia y gracias a la polémica de su contenido, fue un éxito en taquillas. Asimismo, fue galardonada con 9 Premios Ariel, a pesar de que ante su precariedad la cinta tiene diversos defectos de sonido y baja calidad en la imagen, que son salvados por las actuaciones y el esfuerzo que están detrás de ella.
Quedan muchas cosas aún por decir, se sigue echando en falta una edición que mejore su calidad, sigue haciendo falta levantar la voz por muchas cosas, pero no se puede negar que esta película siempre será un referente del cine mexicano que tiene la fortuna de ser recordada aún 30 años después de que finalizara su grabación.
