Underworld: La rebelión de los licántropos
A lo largo de las primeras entregas de la saga Underworld se hacían referencias a un conflicto entre vampiros y hombres lobo que ocurrió hace bastante tiempo y desencadenó una guerra en la que llevan siglos. No fue hasta Underworld: La rebelión de los licántropos, tercera entrega que actúa como precuela, que nos contaron lo que ocurrió realmente con todos los detalles. Y es de esa película de la que os hablo aquí, tras una breve sinopsis.
20 años después de que se crearan las dos razas inmortales, Viktor (interpretado por Bill Nighy), el máximo dirigente de los vampiros, encuentra en los calabozos de su castillo un bebé con aspecto humana nacido de una mujer lobo. Este niño nació con la capacidad de cambiar su forma a voluntad, no como sus antepasados. Viktor acoge a este niño, lo llama Lucian (Michael Sheen), pero lo somete a la voluntad de los señores de la noche y lo usa para cazar a sus hermanos lobos. Lucian por su parte entabla una relación amorosa con Sonja (Rhona Mitra), la hija del soberano vampiro. Aunque, sigue ansiando esa libertad para él y los de su raza, y la rebelión está cada vez más cerca.
A nivel visual es la mejor de todas las entregas, al menos hasta el momento del mismo estreno. Es algo que se nota sobre todo en unos efectos especiales mucho más fluidos de lo que habíamos visto con anterioridad y un vestuario genial. Ahora bien, sigo sin comulgar con ese filtro frío perpetuo. La banda sonora no es nada del otro mundo pero, al estar ambientada la película en una época más medieval, se han abandonado los temas techno genéricos con lo que nos habían torturado hasta fecha.
En el reparto se mantienen algunas caras conocidas como Bill Nighy y Michael Sheen, los cuales tienen más protagonismo aquí, y se agradece. Se une Rhona Mitra, la cual realiza un papel muy parecido al de Kate Beckinsale, lo cual es triste ya que esperaba otro cariz. Dirige esta vez Patrick Tatopoulos quien recoge mucho de la esencia de la saga para arrojar luz a la ambientación de la que goza.
Y este es el gran atractivo de la presente película, saber más del trasfondo. Porque no nos engañemos, eso es lo mejor de Underworld. Bien es verdad que uno se queda satisfecho tras tanta turra durante dos películas en las que solo se nos mostraban fogonazos de escenas de saber qué narices desencadenó toda la guerra. Desafortunadamente, todo ello es bastante predecible y muchas veces da la sensación de que se ha alargado un poco la trama en exceso.
En cualquier caso y resumiendo, Underworld: La rebelión de los licántropos recupera en cierta manera el interés de la saga aun teniendo aspectos mejorables. Más allá de ésta no recuerdo haber visto las dos que restan. Espero que no sea señal de haberlas olvidado de lo malas que eran.
-Eras como un hijo para mí…¡te di la vida!
-Me diste cadenas.
-Supuse que tras tantos años lo sabrías. No se puede tener lo uno sin lo otro.