La hija oscura
Maggie Gyllenhaal fue otra de las actrices que junto a Rebecca Hall y Halle Berry se lanzaron al mundo de la dirección. La hija oscura es la adaptación cinematográfica de la novela de Elena Ferrante, The lost daughter y fue ganadora en el Festival de Venecia a Mejor guión.
Las vacaciones en la playa de una mujer madura toman un giro oscuro cuando comienza a obsesionarse con otra mujer y su hija, lo que la obligará a tener que enfrentarse a problemas de su pasado y de su primera maternidad.
Gyllenhaal como actriz en mi opinión no ha tenido momentos relevantes y con tanto aplauso, esperaba un debut soberbio, pero la película es demasiado tibia. El personaje central pasará sus vacaciones debatiéndose entre su pasado y el reflejo del mismo en la joven que conoce.
La película no es otra cosa que una reflexión hacia la otra maternidad, a la de la mala madre, la egoísta, la que quiere tener un futuro y sus hijos se lo impiden. Ya lo vimos en Tully con Charlize Theron lo que en este caso particular se inclina hacia un thriller psicológico que no alcanza su máximo esplendor.
Siento que la cineasta me satura de flashbacks y también de planos detalles que son innecesarios. En el guión, el estudio de personajes no logra sorprenderme, tampoco me hace odiarla o identificarme, es como si el saber todo desde el principio ya me limite a su desenlace.
Olivia Colman, quien probablemente nominada al Oscar, está idéntica a lo que hizo en The father. Por su parte, Dakota Johnson, la Anastasia de Fifty Shades of Grey, le han cambiado el look pero su nivel teatral sigue siendo nulo.
The lost daughter no es una cinta desdeñable, no dudo que Maggie Gyllenhaal pueda rodar una historia más relevante en un futuro inmediato, pero esta ópera prima no lo es.