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En compañía de lobos | Crítica de la película en Filmfilicos

Hay ocasiones en las que uno no puede dejar de auto fustigarse pensando «¿por qué no he visto esto antes si tiene todo lo que me podría gustar?». Y si se tiene en cuenta que ambos acercamientos a los vampiros por parte de Neil Jordan me parecen sobresalientes y la debilidad que me suponen los cuentos de fantasía, la probabilidad de que la película de hoy fuera de mi total y absoluto agrado era elevada, como finalmente ha sucedido y me ha llevado a hacerme la pregunta inicial. Os hablo de En compañía de lobos.

Basada en el relato homónimo de Angela Carter, la historia sigue a Rosaleen, una joven que va a visitar a su abuela después de que su hermana haya sido brutalmente asesinada por una manada de lobos. Pero su abuela lejos de tranquilizar a Rosaleen tiene por costumbre contar cuentos sobre los peligros de los lobos como advertencias.

Al no estar familiarizada con el relato original, no puedo hacer un análisis comparativo entre ambos formatos, por lo que solo puedo hablar de la película, aunque el hecho de que la propia Angela Carter haya coescrito el guion basado en su historia puede dar a entender que el retrato es lo suficientemente fidedigno. Y se nota la mano de la autora a lo largo de toda la historia, ya que esa exploración de los cuentos de hadas, en particular Caperucita Roja, más allá de un fuerte componente de psicoanálisis también posee un análisis desde una perspectiva femenina, haciendo que la historia por muy fantástico que sea el envoltorio tenga un componente de dura realidad atemporal que hace que los mejores cuentos sigan vigentes hasta el día de hoy.

La figura del lobo es frecuente que aparezca en varios cuentos populares como el personaje antagónico encargado de ponerle dificultades a la protagonista, generalmente inocente y bondadosa, pero ¿qué es realmente un lobo? Tal y como narra la abuela de Rosaleen, todos tenemos la imagen de lo que es dicha criatura, solo que en ocasiones incluso el animal más salvaje y peligroso sabe salvaguardar su naturaleza y mostrar su verdadero rostro en el momento oportuno del ataque. Y las diferentes historias sobre lobos que pueblan la cinta dejan entrever con maestría que hay varias clases de lobos, no solo de manera literal sino también como metáforas. Quizás uno sea una criatura apartada de la sociedad que esa misma gente ha declarado como proscrito por alguna característica física, tal vez haya lobos que sean fruto del nacimiento de unas circunstancias sombrías, quizás hay algunos lobos que se han convertido en auténticos monstruos por una tragedia irremediable o quizá simplemente algunos tengan un odio y maldad inherente en su corazón que han abrazado con gusto su lado más oscuro transformándose en tan temibles criaturas. En todos los casos, no deja de ser un monstruo alimentado por sus pulsiones más primarias, pero al igual que los héroes, el monstruo también posee mil caras y cada una de ellas es más escalofriante que la anterior.

“Ahora como siempre hay una verdad evidente, cuanto más dulce la lengua, más afilado el diente”

Si todo el trasfondo discursivo respecto a los cuentos en general y sobre los lobos en particular resultaba estimulante, todo el apartado audiovisual acompaña y engrandece el filme. Los decorados a medio camino entre la excesiva teatralidad y la adecuación a lo que suponen los vistosos escenarios de un cuento, la fotografía plagada de colores brillantes pero también de las más tenues sombras con hincapié en los colores blanco, negro y rojo, la atmósfera onírica que tan bien le sienta a una película de estas características o las excelentes transformaciones de los lobos gracias al departamento de efectos especiales que nada tiene que envidiar al trabajos visto en Un hombre lobo americano en Londres son unos pequeños ejemplos de que todo está en la concordancia adecuada para traer a la vida una historia que es un deleite para los ojos y para los sentidos.

En compañía de lobos

En cuanto a las interpretaciones, me gustaría resaltar dos. La primera es la de Sarah Patterson como Rosaleen, la joven protagonista de cutis pálido y labios rojos que también podría compartir los rasgos físicos con Blancanieves además de con Caperucita Roja que en con un primer vistazo uno podría pensar que no es más que la damisela del cuento, tan inocente en apariencia pero a la hora de la verdad demuestra ser muchísimo más que eso al tomar las riendas de su camino; y la segunda sería Angela Lansbury como la sabia abuela siempre cargada de historias que narrar pero no por ello menos estricta con las enseñanzas que estas dejan y que cada aparición de la veterana actriz se siente como un regalo, especialmente cuando estos dos personajes comparten plano.

Respecto a los aspectos menos positivos, si bien es cierto que se crea una excelente atmósfera, el asunto del tono es diferente, pues aunque durante gran parte de En compañía de lobos hay una seriedad debido a las sombran que yacen esperando para ser liberadas, hay determinados momentos en los que el humor, bien voluntaria o involuntariamente, no está bien calibrado, generando alguna que otra carcajada que rompe un poco con lo establecido. Y que las narraciones dentro de la propia narración que es la cinta hay ocasiones donde esos pequeños cuentos resultan mucho más interesantes que la historia principal, por muy bien integrados que estén.

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