The Babysitter
En octubre 2017 llegó al catálogo de Netflix una comedia de terror que pasó bastante desapercibida por el público en general (como la mayoría de las incorporaciones del gigante del streaming). Para mí significó no solo una noche de viernes sorprendentemente divertida, sino la aparición en el mapa de la que es ahora una de mis actrices fetiche: Samara Weaving. Hoy os hablo sobre The Babysitter (McG, 2017) y de por qué es una de mis películas favoritas.
Cole (Judah Lewis) es un adolescente miedoso y abiertamente friki al que no tratan muy bien en el instituto, aunque disfruta de la amistad incondicional de Melanie (Emily Alyn Lind). Y también, a pesar de sus catorce años, o quizá precisamente a causa de ellos, de los cuidados de su guapérrima niñera Bee (Samara Weaving), con la que comparte una conexión especial. Pero una noche, Cole decide espíar lo que Bee hace mientras se supone que él está dormido. Y lo que descubre pondrá en serio peligro su vida…
Partiendo de una premisa sencilla, y dándole un pequeño giro al clásico slasher, The Babysitter se convierte en un claro homenaje a míticas cintas de terror como La noche de Halloween (John Carpenter, 1978) o Scream (Wes Craven, 1996), con claras intenciones de sátira gamberra. Autoconsciente y muy bien realizada, el filme resulta fresco, con un ritmo fluido y risas aseguradas para los amantes del género, que sabrán reconocer en ella multitud de referencias cinéfilas (¡y frikis!).
Pese a que el plantel de actores no podría considerarse de primera fila, la mayoría son conocidos por papeles secundarios en películas o series. No debemos olvidar que por su carácter paródico, todos los personajes responden a clichés muy reconocibles, deliberadamente exagerados e irreales. No hay arcos de evolución, ni historias tras sus protagonistas, simplemente cumplen su rol a la perfección y dibujan una sonrisa cómplice en el espectador.
Otro de los puntos fuertes de The Babysitter es su fotografía, que se caracteriza por un curioso uso del color, rótulos de estética setentera y unos tiros y movimientos de cámara que deben poco al azar y mucho a acompañar y reforzar la acción y la narración de la forma más efectiva posible.
Temazos musicales, sangre a gogó (de la que pringa de verdad, nada de CGI), huevos de pascua y mucho buen rollo para una película hecha expresamente para el disfrute de los fans del terror gamberro. Desde aquí os recomiendo su visionado, y si la disfrutáis os invito a escuchar como la destripamos a gusto en el programa inaugural del podcast dedicado a joyas ocultas y marginales del terror, el noir y la ciencia-ficción, Il Teatro Bizzarro, que podéis encontrar aquí.