Noche de bodas

Con Halloween a la vuelta de la esquina, el ambiente se va tornando festivo. No solo los comercios aprovechan para ofrecer calabazas, caramelos, decoraciones y disfraces, las carteleras de cine también se apuntan a esta fiesta en la que seguramente sea más fácil de hallar alguna película dispuesta a satisfacer una variedad de paladares, como es el caso de hoy. Os hablo de Noche de bodas (Ready or Not).

Grace es una recién casada que para formar parte oficialmente de la adinerada y excéntrica familia de su marido debe seguir una tradición familiar de antaño: Jugar a un juego. Pero lo que parecía un mero trámite pronto desembocara en un peligroso juego de supervivencia.

Bajo esta premisa, Noche de bodas no pierde ni un minuto en enseñar sus cartas y mostrar un primer vistazo a lo que le espera al público. Y aunque con su escena inicial sí pueden ir los derroteros hacia el suspense o el terror, la comedia no tarda en hacer acto de aparición e impregnar el tono. Esto es especialmente notable en la presentación de los personajes, pues cada uno es más particular que el anterior y guion hace un muy buen trabajo tanto en el slapstick como en la sátira de estos, sátira hacia la gente blanca y rica con la que va a jugar durante todo el metraje similar a lo que hacía Déjame salir.

Con el halo de comedia de terror, una vez superada la presentación, el ritmo no decae y se podría decir que hay un estado de tensión cuando comienza el macabro juego. Sin entrar en el farragoso terreno de los spoilers, el desarrollo va más allá del “todos contra uno” y ciertamente la mansión esconde suficientes habitaciones, rincones y armas para que el espectador no despegue la vista de la pantalla. Más allá del buen ritmo, hay que aplaudir a los responsables de dirección artística por todos esos secretos y cómo está construida esa mansión opulenta y clásica que da tantísimo juego, a los responsables de sonido por saber medir el estruendo de las balas o los golpes con el del silencio más absoluto, generando una tensión palpable y al responsable de la banda sonora, ya que ciertas melodías diegéticas se mueven entre lo lúdico y el terror.

Pero sin duda hay que detenerse en el personaje de Grace, interpretado por Samara Weaving. Pese a que la película cuente con un amplio abanico de personajes particulares, es fácil pensar que sin ella el resultado final no sería tan sólido ni tan divertido. Su personaje al principio puede parecer inocente, pero cuando la propia supervivencia está en juego, Grace se convierte en alguien más que capaz de velar por sí misma y devolver el golpe a sus adversarios, haciendo de ella una final girl de armas tomar que puede recordar a Erin en Tú eres el siguiente, y que la confirma tras sus trabajos en The Babysitter y Mayhem como la scream queen contemporánea definitiva.

En cuanto al resto de personajes, todos están en concordancia con el tono humorístico y pasado de vueltas que exige el propio filme. Desde el Henry Czerny, el patriarca de la familia más que decidido a continuar con la tradición familiar hasta los hijos y sus respectivas parejas, que algunos preferirían estar haciendo cualquier cosa menos tomar acción en la cacería. Ayuda también que con algunos haya una ambigüedad o no quede del todo claro su posicionamiento, de esta manera se garantiza más suspense y hace del visionado algo más divertido.

Aunque se apoye en el humor a base de la casquería, la sátira y el slapstick, en lo personal sí considero que la falta más mala leche para terminar de perfeccionar el tono y para hacerla todavía más disfrutable. Y sí es verdad que hay un momento en el que, digamos que se añade un elemento que va más allá de lo terrenal que se puede sentir como una pequeña brecha respecto a lo que han cimentado, aunque cuando llegan los minutos finales “ese algo” sí le da ese humor tan pasado de vuelta y esa dosis de gore sin reparos. Es una forma de decir que con el clímax de Noche de bodas todo acaba teniendo sentido y dejando buen sabor de boca, solo que me hubiese gustado que esos excesos se hubiesen repartido más a lo largo del metraje.