Battlestar Galactica
Después de que en los últimos meses de 2016 llegase a las pequeñas pantallas una maravilla creada por Lisa Joy y Jonathan Nolan llamada Westworld y aprovechando que sigue en emisión Los 100, una de las mejores series de ciencia ficción (que va más allá de llamar la atención del público juvenil) cuyos principales atractivos residen en la capacidad de los personajes a la hora de tomar decisiones difíciles, me he visto en la obligación de hacer un pequeño comentario sobre esta joya, desconocida para muchos.
Situados en una lejana galaxia, existe civilización humana que reside en 12 planetas, denominados las 12 colonias de Kobol. Estos humanos crearon una especie de robots que reciben el nombre de Cylons, diseñados para ayudar en las tareas mundanas. Sin embargo, los robots no tardaron en rebelarse contra sus amos. Se produjo una larga lucha entre humanos y máquinas, pero el conflicto terminó con un armisticio. La humanidad no volvió a saber de los Cylons durante 40 años. Pero después de tanto tiempo, los Cylons han evolucionado adquiriendo apariencia humana, y para poner la situación más complicada, lanzan un ataque nuclear a las 12 colonias, exterminando a casi toda la población humana. Tras el ataque, los supervivientes se encuentran a bordo de una vieja nave, la Galactica, y tendrán que luchar por sobrevivir a la vez que se encaminan en la búsqueda de la decimotercera colonia, cuyo paradero es desconocido: la Tierra.
Soy consciente que el argumento a priori es algo complicado y rezuma a ciencia ficción por los cuatro costados. No en vano, el encargado de la producción fue el canal americano Syfy. Pero por una vez, me gustaría dejar el género a un lado. Basta de tratar géneros como la fantasía, la ciencia ficción y el terror como géneros menores, reservados para un público muy fan, y porque no decirlo, friki. Hay productos de muy buena calidad que no deberían menospreciarse por su género, porque todas las historias llevan enquistados los conflictos, preocupaciones y ensoñaciones de sus autores.
En este caso, nos encontramos ante una serie que va a hacer reflexionar mucho al público. Se tratan cuestiones de política, de economía, de moral, de salud, de lealtad y sobre todo, de religión. No en vano, la serie comenzó a gestarse en los últimos meses de 2001, cuando la herida del 11-S todavía seguía muy abierta y el miedo ante lo desconocido era palpable. Honestamente, Battlestar Galactica es una de las mejores series que ha sabido retratar la sociedad post 11-S, con la perpetua amenaza de un enemigo invisible. Y aunque la serie aborde temas densos, logra al mismo tiempo se increíblemente entretenida y muy adictiva. Las personas que quieran ver batallas espaciales y carreras de naves, pueden quedarse tranquilos porque las hay, pero siempre al servicio de la narrativa. Además, es capaz de crear una mitología increíblemente compleja y que cuando el espectador siente que ya sabe todo lo que rodea a ese universo diegético, resulta ser solo la punta del iceberg.
Necesito hablar de los personajes. Podría escribir una tesis con el abanico de personajes que tiene la flota. Uno de los mayores logros es jugar con la gama de grises que rodea a los personajes. Efectivamente, no hay personajes buenos ni personajes malos. Ni siquiera en el caso de los Cylons. Son gente a los que acaba de golpear una tragedia y están al borde de la extinción. Ellos van a debatir sobre su situación, van a dar su opinión sobre un tema concreto (como puede ser el aborto) y tomarán una decisión al respecto. No van a decir que es lo correcto y lo que no, las lecciones no están a la orden del día. Más arriba hablaba sobre la capacidad de tomar decisiones difíciles. Quiero rectificar, son decisiones imposibles, especialmente con el personaje de la Presidenta Laura Roslin, interpretado por una sublime Mary McDonell. ¿Cómo de roto debe estar el mundo si ella antes del ataque es la Secretaria de Educación y pasa a ser la Presidenta porque todos los designados en la línea de sucesión han muerto? Por si eso fuera poco, padece cáncer.
En mi opinión más personal, los personajes que más sobresalen son los femeninos. Kara Thrace, más conocida como Starbuck, es la mejor piloto de toda la nave, una guerrera nata y el mismo corazón de la serie o Número Seis, una Cylon que pese a su naturaleza, siente una curiosidad irrefrenable por los sentimientos humanos y en ocasiones, llega a ser más humana que los propios humanos. Pero mi favorito es el personaje que interpreta Grace Park, con una magnifica evolución y un camino lleno de obstáculos, logró quedarse grabado en mi cabeza. Y pese a mi preferencia, los personajes masculinos también son dignos de admirar: El Comandante de la nave William Adama, quien en más de una ocasión tuvo una confrontación con la Presidenta Roslin, Lee “Apollo” Adama, hijo del Comandante y con quien mantiene una tensa relación debido a cuestiones familiares, Karl “Helo” Agathon, todo un ejemplo en cuanto a mente abierta se refiere y alguien que también sufre una marcada evolución y Gaius Baltar, el hombre de ciencia y el hombre de fe. Y eso que no me he puesto a hablar del Coronel Tigh, La oficial Dualla, de Cally, del Jefe Tyrol, de Samuel Anders, o del Teniente Gaeta. Hay mucha tela que cortar.
Me gustaría destacar también la realización poco convencional que rodea a la serie. Esta filmada como si de un documental se tratase, con planos muy cerrados, cámara en mano y zooms constantes. Y no voy a negar que el diseño de la nave puede recordar a algunas de las obras cumbre del género, desde los blockbusters hasta la ciencia ficción más intimista. Voy a admitir también que quizá los efectos especiales cuando se emplean no son los más adecuados, pero para una ficción televisiva y teniendo en cuenta que lo que se busca no es el espectáculo estético, lo paso por alto. Quien en el aspecto técnico se lleva todos mis aplausos es Bear McCreary, un compositor que ha trabajado sobre todo en televisión y considero que su labor aquí es su obra cumbre. Solo de recordar su versión de All Along the Watchtower de Jimi Hendrix se me pone la piel de gallina.
Para ir acabando, voy a opinar brevemente sobre el cierre. Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero en este caso lo siento necesario. Cualquiera que me pregunte sobre mis series favoritas sabe que una de las primeras que voy a decir es Perdidos (Lost) y que defiendo su final. Pero siendo ambas tan parecidas, tratando temas similares, teniendo una variada gama de personajes y dejando a más de uno con la mandíbula desencajada tras el final de los capítulos, considero más acertada la conclusión que da Battlestar Galactica. Es emotiva, tiene presentes elementos que han acompañado a la historia desde el principio, logra ser satisfactoria y muy coherente, aunque entiendo porque no es plato de buen gusto para todos.
Podría ir por la senda fácil y recomendarla exclusivamente a los asiduos de la ciencia ficción. Pero creo que ha quedado claro que se la recomendaría a todo el mundo. No es ciencia ficción, es uno de los mejores productos que ha salido de la pequeña pantalla.