Berlinale 2024: La piel en primavera – Entrevista a Yennifer Uribe Alzate

Tuve la oportunidad de estar en la première de “La piel en primavera” en la Berlinale, la cual se presentó dentro de la sección Fórum. No sabía de qué iba, ni tenía mucha más información acerca de la cinta más allá de su nombre. Qué sorpresa tan linda me he llevado al ver que es una obra escrita y dirigida por una cineasta colombiana, Yennifer Uribe Alzate, y producida por Monociclo Cine (Colombia) y Pinda Producciones (Chile), que habla sobre el florecimiento del deseo de una mujer interpretada maravillosamente por Alba Agudelo.

Una película sobre el placer femenino, mostrado -por fin- desde el ojo de la mujer y representado por la mujer misma. La ciudad de Medellín, que actúa como personaje principal, es el marco perfecto para esta historia que grita libertad.

Me senté con Yennifer y Alba en el bar “Quasimodo”, del hermoso Delphi-Filmpalast y como si nos conociéramos de toda la vida, comenzamos a hablar.

Yennifer ya poseía una experiencia previa con su cortometraje “Como la primera vez”, el cual fue estrenado en el Festival de  Cortometrajes de Clermont Ferrand, y este es su primer largo. “¿Cómo fue ese salto de cortos a largos?”, le pregunté.

Yennifer Uribe Alzate

“Fue un proceso de muchos años, el corto lo rodé en el 2014 y el largo en el 2021. El proceso del cortometraje fue un proceso también largo, porque cuando lo ruedo me voy a España a hacer un máster, así que toda la post producción del corto fue a distancia con Colombia. Desde la realización al estreno fueron muchos años, y mientras, empiezo a escribir este largo. Ha sido un proceso de acompañamiento de ambos proyectos. En el 2017 es que me junto con los productores para empezar estrenando el corto, y de ahí el desarrollo del largometraje”.

“¿Cómo ha sido tu experiencia como cineasta, mujer, en un país como Colombia, mostrando una película donde la sexualidad y el deseo femenino es la columna vertebral de la película?”, prosigo.

Yennifer responde, “si bien es cierto que actualmente muchas mujeres han podido realizar sus películas, y que se ha abierto una puerta al cine realizado por mujeres, seguimos siendo muy pocas. Es difícil generar confianza porque, además, en mi caso, ser mujer y joven en una ciudad como Medellín, que no es la capital, toca ganarse las cosas más a pulso, demostrar que nuestras ideas son valiosas y que además podemos sacar adelante nuestros proyectos”.

Le pregunto a Alba, cómo fue la experiencia para ella de haber representado a esta mujer y cómo ha sido el recibimiento del personaje.

“La experiencia fue innovadora”, responde. “Soy actriz de teatro, nunca he actuado para el cine, además en una película dirigida por una mujer con quien comparto visiones políticas de la vida. Fue un placer porque fue algo desconocido y novedoso, pero era un reto porque en mi imaginario no estaba el cómo se hace. Siempre estuvo esa pregunta, pero siempre estuve acompañada de Yennifer y del equipo. Con eso viene también el ver la película y ver lo que genera el personaje de Sandra y cómo se identifica el público con ella. Es un regalo de la creación cuando el otro hace catarsis con lo que haces, con ese lenguaje en este espacio”.

Una de las particularidades del filme y una de las cosas que más llamaron mi atención es la relación de Sandra con los personajes masculinos de la película. A pesar de muchas veces ser empujada al límite por su hijo y por su interés amoroso, Javier, ella nunca alza la voz, nunca se le ve enojada ni recurre a la violencia. Todo esto ocurre dentro de una ciudad de Medellín igual de pacífica, donde contrariamente a lo que vemos la mayoría de las veces, es un lugar tranquilo. Para mí, es una hermosa representación de cómo Sandra puede ser la extensión del país, y cómo Colombia puede ser la extensión del personaje. Están irremediablemente unidas.

© Monociclo Cine

“El mostrar este tipo de relación mujer-país, ¿fue una decisión consciente?”, le pregunto a Yennifer.

“No era mi intención representar una Colombia pacífica, la complejidad de la vida, la complejidad del país no se puede reducir a una sola idea. Sin embargo, es una interpretación muy linda esa de conectar lo que es esta mujer con lo que es Colombia. La intención sí estaba en construir una mujer que no cediera a la lógica del melodrama o de lo que se espera. Se espera que ella responda de otra manera, pero ahora que lo dices sí puede ser una buena conexión. Sobre todo cuando la ciudad es tan importante dentro de la historia, hay una identidad que se construye alrededor de la ciudad, no es un simple contenedor dramático”.

“Me parece muy linda y acertada tu interpretación”, concluye Yennifer.

Estamos acostumbrados a ver películas sobre el placer femenino realizadas por hombres, donde ellos dan su punto de vista y pintan su perspectiva la mayoría de las veces de manera hipersexualizada. “¿Cuáles fueron tus decisiones como directora a la hora de grabar las escenas más íntimas para que estas no se vieran de esta manera y cómo fue para la actriz al momento de grabarlas?”, les pregunté a ambas.

Yennifer explica que “esta película de alguna manera es una reacción a ese cine hegemónico y patriarcal que no sólo desde la estructura narrativa y de los planos y de cierta gramática audiovisual ha guiado la mirada en el pensamiento masculino sino también cuando son películas sobre el deseo femenino, o incluso sobre el mismo deseo masculino. Lo que se hace es sexualizar el cuerpo, aparece la figura femenina no porque sean personajes complejos en sí, sino por lo que generan en el héroe: deseo, miedo, etc., y éstas están siempre en función de ese personaje masculino”.

© Monociclo Cine

Esta película se planteaba cómo responder a esa mirada masculina. Como bien dice la directora, “no es un tema que aparece buscando los cuerpos como espectáculo, sino todo lo contrario, es un erotismo desprevenido, un erotismo doméstico, fue un diálogo y construcción con todas las chicas del equipo. Las mayorías somos mujeres, las cabezas de cada departamento eran mujeres, teníamos la oportunidad de compartir una discusión, de dialogar y que todo fuese en función de esa sensualidad que también se halla en la vida cotidiana”.

Yennifer toca este tema también en su cortometraje y para ella la garantía de la seguridad, integridad, el respeto y el confort con y para las actrices es primordial. “No me gusta imponer, sino mantener una horizontalidad en las relaciones, pasamos por el consentimiento y por la comodidad. En las escenas más íntimas, le pedía al equipo masculino que saliera para que Alba pudiera sentirse plenamente cómoda, porque todo se transmite en la pantalla. La cámara lo revela todo”, dice Yennifer.

Alba menciona la libertad de la creación: “Ese consentimiento tiene una partitura del movimiento. Hay indicaciones que son muy generales pero lo otro queda a decisión del actor. Hubo respeto por mi ser creativo. Una de las indicaciones más importantes era estar relajada. Encontrar un estado de tranquilidad permitió que las escenas fluyeran. Nos explicaban la situación y luego nos dejaban fluir. Desde esa tranquilidad fui explorando la parte creativa. Muchas veces las direcciones pueden ser violentas con la creatividad, pero esto no pasó aquí, siempre nos dejaron explorar creativamente”.

Pregunté cuáles fueron sus más grandes enseñanzas dentro de esta cinta y ambas concuerdan con que fueron incontables y que van desde todos los niveles. En el caso de Yennifer desde la escritura del guion hasta descubrir la importancia de la puesta en escena: “Ahí está la verdad del cine”. Claro que, para ella, por tratarse de su primer largometraje, las enseñanzas son exponenciales y se siente cada vez más segura como cineasta: “En el set era la que menos experiencia tenía de todo el equipo, sin embargo, siempre fueron muy respetuosos, las mujeres sobre todo me apoyaron mucho. Cuando tenía una duda lo hacía saber, estaba rodeada de artistas que podían ayudarme a comprender mejor una situación”.

© Monociclo Cine

Alba comenta que el “ejercicio de ver la película fue el momento en el que me encontré con Sandra y a partir de ahí viene la etapa de pensar todo lo que se hizo y como artista ver lo que se necesita. En el proceso creativo a nivel personal aprendí mucho, pero a nivel profesional aprendí de temas muy técnicos sobre a la actuación frente a la cámara, la postura, la respiración, la observación”.

“Aprendí que no existe limite en mi creatividad. Le película me dio la oportunidad de reconocer lo que hay en mí”, concluye Alba.

“Yo soy profesora de cine”, agrega Yennifer. “Doy clases de dirección y de guion, y siempre le digo a mis alumnos que hacer una película es un proceso de autoconocimiento, el cine habla siempre de la vida y uno mismo es quien se expone. Mi cine es autorreferencial, hay mucho de uno incluso en niveles en el que uno no es consciente. Es un proceso de crecimiento personal”.

Me permito agregar que hacer cine y ver cine es un proceso de crecimiento personal. Al ser espectador también nos encontramos con nosotros mismos. Estamos frente a esa vasta pantalla, repleta de emociones que son capaces de conectar con diferentes fibras de nuestro ser, eso es el cine, y esta película le hace honor a eso.

“La piel en primavera” es una oda a la mujer, a la mujer en todos sus roles, en todos sus contextos. Es una pintura exquisita de lo plenas que podemos llegar a ser si nos dejamos llevar por nuestra propia naturaleza.

© Crédito de imagen destacada: Monociclo Cine