Como lo he mencionado anteriormente, cuando se cubre un festival de cine, sobre todo de la talla de la Berlinale, debemos dividirnos en muchas partes para poder cubrir todo lo que debemos y deseamos cubrir, pero esto no es exclusivo de los periodistas. Los directores, productores y actores también se encuentran en una espiral de entrevistas, eventos, y compromisos imparables durante los festivales de cine, así que encontrar un ratito para sentarme a hablar con Anna Muylaert fue complicado, pero lo logramos y qué bueno que pudimos conversar.

«The best mother in the world» hizo parte de la sección Berlinale Special y describe un hermoso retrato de lo que significa ser mujer y madre en una sociedad que, lamentablemente, no castiga la violencia doméstica como debería. Viniendo de Latinoamérica, puedo entender la dualidad de querer jugar con las reglas culturales y patriarcales con las que hemos sido criadas como mujeres y al mismo tiempo sentir la necesidad y el deseo de romper esas reglas.
En una charla amena en portuñol (la mezcla del español y el portugués), Anna responde abiertamente a todas mis preguntas, comenzando con la siguiente:
“En un momento dado esta película me recordó a “The Florida Project” de Sean Baker, en el sentido de que la madre creaba esta realidad disfrazada para proteger a sus hijos. ¿En qué te inspiraste para crear un argumento así y retratarlo de la forma en que lo hiciste?”.
Anna responde, “Me inspiré principalmente de “La vida es bella” de Roberto Bellini, y de un corto africano que se llama “La petite vendeuse du soleil”, muy hermoso, pero creo que la vida misma me da la inspiración porque yo soy madre también. El gran problema es que nosotras como mujeres fuimos educadas para atender, amar de más, soportar, y todo eso. Vi a mi madre y fue una profunda educación. Entendí que, si yo no tengo la fuerza para cambiar eso en mí, mis hijos van a heredar eso. Es una cuestión hereditaria. Yo no sé cuándo esa idea de disfrazar la realidad vino realmente ya que lo que quería trabajar era la idea del abuso y de la fuga y sí creo que “La vida es bella me inspiró mucho”, pero esta historia viene de mi corazón”.
Hay una escena en la que el personaje de Gal se mira al espejo y Leandro (Seu Jorge) está fuera esperando a que salga. Hay un tríptico en el que podemos ver su cara tres veces. Para mí era muy simbólico, como si las mujeres que pasan por esa situación se rompieran en diferentes pedazos y hubiera tres Gal diferentes, tres partes diferentes de su personalidad. Le pregunté entonces si eso fue lo que quiso representar.
“Sí, porque en esta escena ella está muy enamorada de Leandro, lo que más quiere es estar con él, pero, por otra parte, sabe que no puede y, otra parte de ella esta confundida. Esas tres mujeres dentro de ella saben lo que sucede y saben que, si la situación no mejora, escalara la violencia, así que se ven también las tres etapas de ese proceso, siendo la primera etapa la educación que nos dan, el ensenarnos a no querer estar sola. Esta escena es el momento del desespero de todas esas partes”.

Shirley Cruz ha trabajado ya con la directora en dos otras oportunidades, pero en papales menores. “¿Por qué, esta vez, decidiste darle el rol principal a ella?”, pregunto.
“Siempre que escribo, quiero más de lo que escribo. Todas las actrices que vimos en las audiciones hacían papeles de una mujer deprimida, pero Shirley pensó realmente en, “¿Qué quiere Anna? Ella no quiere la primera la primera capa, quiere más”. Shirley no envió una cinta, ella vino hasta Sao Paulo y nos trajo una mujer que no está deprimida y triste, Gal está rota, pero de alguna manera sigue sonriendo y sigue con su vida. Nos convertimos en amigas y es una de las mujeres más fuertes que conozco. Aprendí mucho con ella. La escogí por lo cual ella mostro en la audición, pero también por lo que tiene por dentro. Hablamos mucho, compartimos historias de abuso, nos convertimos en casi hermanas. Con ella conocimos a otras mujeres que también jugaron la carta de la aventura para proteger a sus hijos, es algo muy maternal”.
Otra poderosa actuación fue la del personaje de Rihanna, la hija de Gal. “¿Cómo escogiste a esta joven actriz?”, le pregunto.
Anna nos cuenta que preprodujo este filme dos veces, primero en 2019 y cuando la escogió era, por supuesto, más pequeña. Hubo problemas días antes de empezar a filmar y todo se canceló. La madre de la pequeña actriz le dijo a Anna que, aunque no fuese en ese momento, ella estaba segura de que su película iba a ver la luz le día. Y así fue, después de un viaje a la India, Anna intenta de nuevo juntar el dinero para su filme, una vez conseguido, contacta de nuevo a la chica, quien ya es una adolescente pero que de igual manera encajaba perfecto con la historia. “Ella una joven actriz con experiencia, es una niña muy sensible, es realmente increíble, tendrá una gran carrera”, señala Anna.
Para Anna, esta no es su primera Berlinale, de hecho, ha participado cuatro veces en el festival, primero como co-guionista y tres veces como guionista y directora. “Es una trilogía, tres Berlinale”, sonríe mientras nos explica la directora y continua, “Este festival es parte de mi identidad. Hay muchísimo irrespeto hacia nosotras como mujeres directoras en la industria, pero la Berlinale se asegura de que seas respetada, el director es el rey o reina en mi caso, y esto realmente me da mucha seguridad, le debo mucho a la Berlinale y le agradezco mucho por lo que han hecho por mi alma de mujer abusada”.
Anna dice esto ya que sus otras películas también tratan de la historia de madres, donde el abuso es una constante. “¿Buscabas hacer una trilogía o simplemente ocurrió así?”, le pregunto.

“No era intencional, de alguna manera las madres siempre están en mis películas, siento que las madres son lo más importante de la humanidad ya que somos las educadoras principales, pero no nos reconocen como tal. Para todas las profesiones se estudia, se hacen cursos, pero para ser madre, puedes ser muy joven, vas al hospital listo, eres madre. Siento también que debe ser prioridad del Gobierno reconocer, ayudar y apoyar a las madres. Para mí esto es muy político”.
“Y justo que tocas el tema político…”, prosigo, “…La Berlinale es un festival profundamente político. ¿Crees que es por eso por lo que encuentras tu lugar en este festival como directora y mujer?”
“Quizás, esto pasó de manera orgánica. Este festival siempre es mi prioridad. Me dicen que espere por Cannes. Nunca he ido a Cannes, no tengo relación con ellos. Confío plenamente en la Berlinale”.
Y con esta hermosa frase, casi honrándole tributo a tan maravilloso festival y celebración del cine, cerramos la entrevista con una de las directoras más dulces y receptivas que he tenido la oportunidad de entrevistar.
Imagen de cabecera: © Aline Arruda