Bohemian Rhapsody
La piel chinita, el corazón acelerado y los ojos cristalinos por la emoción de ver de cerca, aunque sea en la fantasía, a Queen. Todo eso logra transmitir la recién estrenada Bohemian Rapsody.
Desde que supe que se estaba planeando una película sobre Freddie Mercury, comencé a emocionarme y sabía que era una cita a la que no podía faltar. Y estoy totalmente satisfecha con el resultado, aunque no puedo negar que me salió lo Fangirl pero, ¿Cómo no hacerlo ante la grandeza de la música creada por estos genios?
La película es totalmente un homenaje a la música, a la manera de componer de la banda, a sus altibajos, a las interpretaciones del gran Mercury. Y aunque es cierto que hay detalles imprecisos, pasan casi desapercibidos pues la música llena todo, la pantalla, la sala de cine, el corazón de los espectadores. Y es que poner la música de Queen a todo volumen es una fórmula infalible de éxito ¿cierto? Pues afortunadamente la cinta va mucho más allá.
Para comenzar el casting es increíble. Muchos ya han hablado de lo genial que está Rami Malek haciendo de Freddie Mercury, pero es que ver a Ben Hardy haciendo de Roger Taylor o a Joseph Mazzello como John Deacon es exquisito. Y para mí quien se lleva las palmas es Gwilym Lee que ni siquiera se parece a Brian May, ¡ÉL ES BRIAN MAY! Un casting perfecto que por momentos realmente te hace creer que ellos son Queen. Y no sólo los protagonistas, todos los personajes son tan parecidos a la realidad que resulta impresionante.
También el amor de Mercury hacia los gatos está totalmente presente, lo mismo los sentimientos de soledad que le invadieron y por supuesto su extravagancia. Todo ello aderezado con tomas que son excelentes y una iluminación que te transporta al momento ¿Tengo que decir que la música es divina?
Sin duda lo que más me gustó fue la fidelidad con la que se representó el Live Aid de 1985 en el estadio de Wembley, fue casi como estar ahí, emocionante, vibrante, emotivo, la gente cantaba no sólo en la pantalla, también en la sala del cine. Un momento totalmente inolvidable y muy bien logrado.
Sí es cierto que la crítica ha sido demasiado dura con este trabajo. Y entre las opiniones divididas yo me quedo con las positivas. Creo que es una película bien hecha, pero si eres de esos a los que les mueve más la morbosidad de la vida íntima y esperas una historia contada por esos pésimos programas de espectáculos que no hacen más que meterse en la vida privada de la gente, la película no es para ti.
Realmente yo me emocioné, canté, me reí y lloré durante los 135 minutos que dura ésta excelente producción de Bryan Singer. No me faltó nada. Al final el aplauso del público en la sala de cine ha dicho la última palabra.