En el 31 Cinema Jove nos encontramos con la clásica sección oficial de cortometrajes, donde este año compiten 58 obras de muchas partes del mundo. Y digo bien, de todo el mundo, porque proceden de Taiwan, Israel, Argentina, Rusia, Corea del Sur, EEUU, de todos los rincones de Europa, incluso tenemos 14 títulos españoles y una coproducción suizo-española.
Por destacar algunos títulos de aquí:
- La mano que trina: Es un corto de María Cañas de los Reyes, un muestrario-rebelión sobre el lado oscuro de la tecnología, la «tecno-paranoia”, la religión del selfie, las “tecnopatías”, la demencia digital, la obsolescencia programada, la e-waste, el “poshumanismo”…
- 23 de mayo: Es un cortometraje de David Martín de los Santos, donde se retrata, las voces de dos mujeres y los vestigios de una casa detenida en el tiempo, rescatan la memoria de quien habitó allí, mientras somos testigos de la transformación del inmueble.
- Timecode: Es un cortometraje de Juanjo Giménez donde Luna y Diego son los guardias de seguridad de un parking. Diego hace el turno de noche, y Luna de día. El cortometraje se llevó la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes.
- El cerdo de Pau Durà es un corto que cuenta como un padre deja a su hijo de cinco años en el colegio y se dirige a una oficina bancaria a todo correr. Sale de ella con una notificación en las manos: todo apunta a que ha puesto su vida en apuros (la imagen de cabecera pertenece a este trabajo).
Y para terminar, una de las sorpresas de esta selección de cortometrajes, al menos para mi, es el trabajo ruso: We Can’t Live Without Cosmos de Konstantin Bronzit. Ojo que me parece un corto genial, pero después de haber estado nominado en los Oscars 2016… menudo papelón para el jurado ¿Ganará o como suele pasar, se verá perjudicado por englobar en una misma sección ficción y animación?