En esta ocasión me cuesta mucho hablar bien de Netflix, plataforma que como sabéis siempre suelo alabar, aunque siempre tiene que haber alguna excepción. Ésta excepción ha sido la película basada en la serie de anime Death Note, la verdad que no llega a ser tan mala como, por ejemplo, la película con imagen real de Dragon Ball, pero deja mucho que desear…
Para los que hayan visto la serie y para los que no la hayan visto deben de saber que la historia gira en torno a un chaval introvertido de instituto al que un día, por azar, se hace poseedor del «libro de muerte» es decir que puede decidir quién muere con solo apuntar el nombre y motivo de la muerte. Todo esto acompañado de un Shinigami que en la película está interpretado por Willem Dafoe.
Pues bien, en esta película, el chico protagonista no tiene nada que ver con lo que hemos visto en la serie, las tramas son de risa o más bien de pena. Con las intención de hacer una película que resumiera una serie de gran éxito, les ha quedado algo soso y sin sentido.
Pensaba que al estar actores de la altura de Willem Dafoe (Spiderman) o los jóvenes actores Nat Wolff (Ciudades de papel) y Margaret Qualley (The Leftovers) la película iba a ser algo mejor. Pero nos encontramos ante una película que dan ganas de ir a casa del director y hacerle entrar en razón cuando le dieron el guión o es más, ponerse a ver la serie original con él a ver si se entera de que va la serie y haga algo decente.
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