Django Desencadenado

Pensad en una tarta, el primer paso, el básico bizcocho, típico, predecible, normal, ahora le ponemos una capa de nata, otra capa de chocolate negro, fresas, frambuesas(mucho rojo)…así es Django, como nos tiene acostumbrados Tarantino, una historia de venganza y amor, una historia de venganza y amor en el salvaje oeste, una historia de venganza y amor en el salvaje oeste protagonizada por un esclavo, una historia de venganza y amor en el salvaje oeste protagonizada por un esclavo y un “dentista” alemán….y así podríamos continuar hasta completar todas las capas y adornos de este violento pastel que esta vez nos presenta nuestro (querido/odiado) Quentin.

Con cada iteración de sus creaciones, Tarantino da un paso más allá, poniéndonos en la piel esta vez de un esclavo y un caza recompensas en el sur de los Estados Unidos, donde la esclavitud y el desprecio por la vida de los negros está a la orden del día. Poco mas comentaré sobre el argumento, ya que en este caso prefiero que la película se presente por sí sola, sin embargo, la crudeza y la violencia de la época queda palpable en el retrato que Tarantino ha ofrecido sobre una de las etapas más salvajes de la historia de Norteamérica.

Entre la arena, los matorrales rodantes y los viejos Colts, encontramos a nuestro protagonista, Django (Jamie Foxx) que se unirá al “dentista” alemán Dr. King Schultz interpretado por Christoph Waltz, papel que le ha valido alguna nominación y algún que otro premio, para recorrer una senda donde se cruzarán con los polifacéticos personajes que suelen poblar las películas del director estadounidense, entre ellos, Calvin Candie encarnado por un espectacular DiCaprio, sin olvidarnos claro está como toda película de Tarantino que se precie y en este caso en un papel memorable a nuestro amigo Samuel L. Jackson interpretando al descarado Stephen.

Como no podía ser de otra forma, a lo largo de toda la cinta Tarantino nos deleita con una selección musical que como siempre va directa a nuestros reproductores habituales, mezclando temas cotidianos del Spaghetti western (contando para la ocasión con piezas originales del genio que orquestó las bandas sonoras de las grandes películas del género, Ennio Morricone) junto con Hip Hop con un resultado satisfactorio para (casi) todos 😛

Y es que, como siempre, Tarantino ha querido rendir un merecido (y creo que, viendo su filmografía, se moría de ganas de hacerlo) homenaje al género europeo del Spaghetti western, con planos y tomas directamente “homenajeadas” de las obras maestras del género (la trilogía del Dólar de Sergio Leone p.e) creando con piezas clásicas una maravilla moderna.

Podría hablar sobre el trato de la violencia a lo largo de la película, llevada a cabo mayormente con una elegancia magistral, sobre la excelencia en la resolución de las escenas de tensión, donde mantiene al espectador en vilo magistralmente a voluntad, o de como introduce momentos hilarantes en un escenario tan crudo, o de…y seguir elogiando su trabajo, porque he de admitir que en cuestión de Tarantino no puedo mantenerme objetivo…es, por muchos motivos, un maestro del género que será (pese a quien le pese) recordado y estudiado en cada academia de cine del mundo.

En conclusión y para finalizar, un excepcional western que pasará a la historia de un género mayormente olvidado (salvo honrosas excepciones…) y que, como siempre, no será reconocido por la industria como debe (“no he podido resistirme…”)