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El último Murnau

Regresemos con el cine clásico más clásico: el mudo. Aquél cine que a pesar de la escasez de la utilización de la palabra, lo decía todo.

Si al lector que vaya siguiendo mis escritos, pocos hasta ahora, le parece bien, seguiría el ciclo del cine clásico de la siguiente manera: cuatro películas por directo, elegidas según el valor que hayan obtenido con el paso de los años o según mi punto de vista. Como empecé con Friedrich Wilhelm Murnau, sigo con él. Esta vez con El último, que juntamente con Nosferatu y Fausto, nos darán paso al último film del director alemán que hablaré en Filmfilicos.

Centrémonos ahora, pero, en El último, una película de 1924 que innovó el cine, como tantas otras películas mudas, donde la imaginación para mejorar y recrear no dejaba de crecer.

el ultimo cartel

Si repasamos la filmografía del cineasta, veremos que ésta es su primera película donde no aparecen monstruos como antagonistas. Monstruos como seres sobrenaturales, así como los vampiros en Nosferatu, los diablos en Fausto (ésta dos años posterior a El último), o los fantasmas en El castillo de Vogelöd, una película menos conocida que no llega a la calidad que las dos mencionadas anteriormente, pero lo suficiente interesante como para echarle un vistazo. Pues si en sus anteriores obras los malos eran monstruos, en El último lo son la propia sociedad, la gente del pueblo, los amigos, la familia… y esto es lo que hace que sea una de sus películas más duras. Sin embargo, pese a dejar de utilizar a los personajes mitológicos a los que siempre recurría, F. W. Murnau no olvida el Expresionismo que ha tenido cada uno de sus anteriores films, y, excepto a sus personajes, que ahora tienen maquillajes no tan “expresivos” ni exagerados, les otorga el estilo a todos los demás elementos: la iluminación (sombras, luces…), la escenografía (escenarios recreados)…

El film habla del portero de un hotel que ama su trabajo, que le orgullece y le hace ser respetado por todos gracias a su lujoso traje. Sin embargo, a causa de su edad y su pérdida de cualidades para aquél trabajo que le da la vida, un día se lo quitan, dándole a cambio otro: los lavabos del hotel. Lleno de dolor y humillación, decide esconder su nuevo oficio y, tras robar el uniforme que antes le tocaba llevar, vuelve a su casa todas las noches con él puesto. Sin embargo, la gente del pueblo y las habladurías harán pública su nueva situación, convirtiendo la vida del protagonista en algo ruin, llena de humillaciones, sufrimiento, y un degradado físico y mental importante.

Lo realmente grande es ver cómo se nos muestra este cambio de oficio, y el dolor del portero, pues si primero trabajaba en la calle y en el hall, lleno de luces y de gente, pasa a trabajar en los lavabos del sótano. Donde por si fuera poco, le tratan de cualquier manera. Este cambio de espacio (del piso de arriba al de abajo) ya nos muestra indirectamente el infierno que le va a tocar vivir al protagonista.

Cuando hablaba de innovar el cine, no me refería al cambio de personajes y al “abandono” de los monstruos, que como podemos descubrir si vemos la película, la imagen del monstruo ha sido sustituida por la sociedad y la gente que le rodea, donde ante una apariencia del protagonista actúa de una manera y, frente a otra, actúa de otra. Una monstruosidad más bestia que si le colocamos cualquier monstruo sobrenatural. El ser humano es malo por naturaleza. Siguiendo con lo que iba a decir, lo innovador de esta película fueron sus movimientos de cámara. Famosa por esto, la película fue pionera en utilizar unos movimientos tan prominentes y exagerados, otorgando al film una expresividad nunca antes vista en el cine.

Imagen de el último

La película ya empieza con uno. Un movimiento descendiente donde la cámara parece estar dentro de un ascensor que baja por el Hotel Atlantic, donde trabaja nuestro protagonista, hasta llegar a la sala de entrada. Este movimiento podría considerarse como un travelling hecho a partir del ascensor, que construye la presentación del lugar y del personaje, pues el movimiento no termina aquí, sino que, tras salir del ascensor y de un cambio de plano, se pasea por el hall hasta llegar a la salida, donde el portero está trabajando. De esta manera, los movimientos de cámara son, a su vez, una forma de adentrar al espectador dentro de la película como un personaje más, haciéndole pasear con los demás clientes del hotel.

Pero esto, es sólo el comienzo, pues los movimientos siguen durante todo el film, y cada uno simboliza algo que une directamente al protagonista, o a un personaje en concreto, con el espectador. Mareos, borracheras, “palabras” que van de boca a oreja… son acompañados con movimientos de cámara, efectos de óptica y cambios de escenarios, que hacen entrar al espectador en el mismo estado de ensoñación que el personaje que los protagoniza. Explotando al máximo estos recursos, no están recargados ni exagerados, pues son la base para que la película siga en pie durante todo el rato.

Cine mudo el ultimo

Otra cosa que hay que destacar de este film es su inutilización de los intertítulos, porqué en todo él, sólo nos encontramos con dos, uno que abre la película y otro que la cierra, dando paso éste último a un epílogo. Epílogo que lo único que hace es intentar acabar con el drama de todo el film, algo que no me acaba de cuadrar. ¿Hacer que el espectador acabe con una sonrisa? ¿Por qué? ¿No sería más bonito dejar al espectador con el mal gusto de hacerle pensar lo malos que somos como humanos? Lo hipócritas que somos, lo que nos gusta meternos en la vida de los demás para reírnos de sus desgracias, cómo cambiamos según nuestra conveniencia… Una dura película donde hubiera sido fácil hacer reflexionar a su público (y lo hace, aún así), pero que el epílogo se lo resta por tener un final feliz.

Hablemos también del actor que interpreta al portero, Emil Jannings, actor que dos años más tarde interpretaría al Mefistófeles del Fausto de Murnau. Parece mentira, pero tras esa caracterización, bigote y maquillaje, se encuentra un hombre de tan solo 40 años. Y no olvidemos su enorme interpretación, que lleva al extremo de inicio a fin, mostrando todas las debilidades del personaje, sus desgracias, sus penas y alegrías, su humor, su degradado… Un actor de pies a cabeza, un genio.

Critica pelicula El último

En definitiva, El último es una película expresionista de una maravillosa calidad visual y técnica donde la sociedad es el monstruo para el hombre. Una hermosa historia que hará pensar al espectador. Aunque, a pesar de que haga 89 años de su estreno, la sociedad no ha cambiado nada y seguimos siendo igual…

Y si a mí también se me permite un epílogo donde insertar un poquito de humor, está claro que durante estos años sí que hay cosas qué han cambiado. Así como… como que si la película se hubiera hecho en la actualidad, el portero hubiera perdido su trabajo y punto, allí se hubiera acabado la película. Eso, o la humillación que quiere transmitir el film, empieza aquí…

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