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Un, dos, tres Billy Wilder

Aram Khachaturian compositor georgiano de orígen armenio. Algunos le conoceréis, otros como yo sólo conocemos su más famosa composición la Sabre Dance que se sitúa dentro de su obra Gayaneh (1942) . Pero por qué os hablo de este señor seguramente os preguntáis. El motivo es porque es el autor de la reconocible banda sonora de Uno, Dos, Tres de Billy Wilder.

El autor no podría estar mejor escogido, no sólo por estar ubicado en el realismo soviético y crear una obra que encajaba con las ideas del partido comunista sino también, por el ritmo vertiginoso de la composición que llega a su punto álgido en la carrera final en coche hacia el aeropuerto. Hablemos de la película de Billy Wilder y todo quedará algo más claro.

Uno, dos, tres es una magnífica comedia dirigida por Billy Wilder en 1961. El autor hace gala de su acentuada ironía y para contar la historia crea un ágil guión que se convierte en un torbellino de diálogos, conceptos, críticas políticas y sarcástico humor. De momento a todo este ímpetu ya le va bien la bulliciosa composición del compositor georigiano. Pero además al argumento le va que ni pintada.

Critica pelicula Un dos tres de Billy wilderC.R. MacNamara es un directivo de la Coca Cola que trabaja en la Alemania Oriental. Coca Cola quizás la marca de bebidas que mejor puede representar al capitalismo. Casualmente, o puede que no tanto, Billy Wilder decide que quien interprete a este directivo sea un actor famoso por sus papeles de gángster malvado en cantidad de películas del cine negro. James Cagney quien durante los años treinta fue acusado de comunista y que realiza, por otro lado, una estupenda interpretación cómica dentro de su rudeza de un perfecto miembro de la sociedad capitalista. MacNamara recibe el encargo de su jefe de hospedar a su hija que viaja a Alemania para estar unos días de vacaciones. Los problemas vienen cuando ésta empieza a salir con un comunista empedernido que pretende llevársela a Rusia.

Entre las interpretaciones hay que destacar la de Arlene Francis que interpreta a Phyllis Macnamara, la esposa de C.R., que a mi modo de ver se convierte en un perfecto alter ego del propio Wilder haciendo gala del más agudo sentido del humor, lleno de socarronería y sutilidad.

Un, dos, tres es una excelente comedia política que contiene lo mejor de Wilder. Dardos envenenados lanzados con mucha ironía por el director en forma de rusos, cigarros, bombas sexuales, cohetes y Puertas de Brandenburgo, sobrevuelan las cabezas de unos personajes que viven entre globos que exclaman Yankee Go Home y que nadan entre las aguas de ventajas y desventajas que proponen dos teorías políticas opuestas entre sí, comunismo y capitalismo.

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