Fallen Leaves
Debo admitir que antes de ver Fallen Leaves (2023) (Hojas de Otoño en algunos países de habla hispana) había visto apenas un par de películas dirigidas por Aki Kaurismaki, Un Hombre sin Pasado (2002) y Le Havre (2011). Ambas cintas tienen el sello característico del director finlandés, con un tono melancólico y donde los personajes provienen de los sectores menos privilegiados de la sociedad. Kaurismaki es el director de la clase proletaria, alejado de la opulencia europea y concentrado en el resignado destino de los olvidados.
A pesar de sus nunca cumplidos anuncios de retiro o jubilación, Kaurismaki nos presenta otro título fiel a su estilo. Fallen Leaves tiene como protagonista a Holappa, un hombre cargado de apatía con muy mala suerte laboral y tendencia al alcoholismo. Holappa parece estar decepcionado de la vida, tiene una mirada abatida y el único placer de su vida diaria es ir a algún karaoke a tomarse un trago con su incondicional amigo Raunio. Las conversaciones de ambos son repetitivas, casi rutinarias, pero hay una camaradería unida por ese anhelo de encontrar una mujer en la vida de cada uno.
El romance llega cuando Holappa conoce a Ansa. Ella es otra alma solitaria, acostumbrada a su cotidianeidad y de personalidad impasible. La forma de empezar la relación de ambos parece ser una trampa del destino, una coincidencia inevitable. El cortejo entre ambos es tan seco como un shot de vodka. Holappa y Ansa juegan con las oportunidades, confían en la honestidad escondida en el rito que han creado para verse. Desafían los obstáculos. El romanticismo parece haber cedido a la bulla causada por la guerra y a una sociedad definida por la frustración. En un momento, los protagonistas se paran al frente de un cine, en la pared está el poster de Brief Encounter (1946) de David Lean. Ese clásico inglés es una gran influencia en esta cinta en el sentido de que al amor llega cuando menos se espera y que no tiene que ser para siempre. Las cintas de Kaurismaki y Lean son la antítesis de la historia de amor hollywoodense. Acá los gestos son distantes y las miradas profundas, pero hay un sentido de verdad en este amorío que llena toda la pantalla.
Kaurismaki consigue una película tan taciturna como cargada de ternura. Las actuaciones de Jussi Vatanen y particularmente, Alma Poysti en los roles principales aciertan en cada nota y hacen que Holappa y Ansa sean totalmente identificables. Puntos extras tiene la presencia del perro Chaplin que se convierte en el mejor personaje secundario de la cinta. El ritmo pausado de la cinta está perfectamente acompañado por una banda sonora con canciones finlandeses que parecieran homenajear el pop gringo. El karaoke, los bares, las salas de cine, los guiños a otras películas, el rechazo a la tecnología que consiguen crear una sociedad que parece estancada décadas atrás, son todos elementos de la filmografía del autor.
Fallen Leaves es una película que tiene un espíritu esperanzador que busca espacio detrás de imágenes que reflejan el descontento de un mundo que parece agotado. Hollapa y Ansa son dos personajes entrañables, con rasgos excéntricos y que terminan formando, quizás, una de las mejores historias de amor del cine del año pasado. Fallen Leaves es la candidata de Finlandia al Oscar a Película Internacional, premio que merecidamente podría ganar.