Hunted
Hay ocasiones en las que tan solo con leer el planteamiento de una película, uno sabe que lo que tiene ante sus ojos debería gustarle unos mínimos. Aquellos que me lean con cierta frecuencia saben que tengo cierta debilidad por los cuentos con cierto toque macabro, y si encima se deja entrever una pequeña subversión de este, entonces la cinta en cuestión tiene toda mi atención.
Eve es una chica que sale una noche a un bar para despejarse de su jornada laboral. Allí conoce a un hombre misterioso con quien surge cierta atracción. Pero las cosas darán un giro cuando Eve llegue al coche del hombre que acaba de conocer y no la deje marcharse.
Lo cierto es que su prólogo alrededor de una hoguera en el bosque en el que se narra una antigua leyenda es todo un acierto para establecer el tono, y la forma que tiene de usar las luces y las sombras para dar vida a la historia es un recurso muy efectivo. Lástima que la película de forma posterior opte por tomar un camino completamente distinto, aunque es muy sencillo vislumbrar la metáfora de Eve con Caperucita Roja por su sudadera del mismo color y del hombre misterioso del bar con el lobo que pretende aprovecharse de su presa. A partir de ese punto, la cinta es bastante convencional en cuanto a la dinámica de un asesino en busca de su víctima, transformándose en un slasher o survival, según cómo se quiera ver.
Las alusiones al cuento de Caperucita se vuelven a dar a través del espeso bosque en el que ambos se ven atrapados. El uso de cámara en mano es perfecto para sentir la tensión y la confusión de Eve, y sirve igualmente para reflejar la desesperación y la locura del hombre que pretende cazarla. Pero el bosque se convierte en un personaje más, no solo porque es donde transcurre la mayor parte de la acción, sino porque de algún modo parece ponerse de parte de Eve, ayudándola en su tarea de supervivencia con todo tipo de herramientas y sirviéndole como un gran escondite, por no mencionar que la fotografía consigue sacarle el máximo partido a sus localizaciones.
Si bien el nudo puede hacerse un poco más pesado o lineal por recorrer lugares comunes del subgénero, el guion tiene los suficientes giros para mantener al espectador pegado al asiento, solo que también es tarea del espectador decidir si los compra o si por el contrario hay que poner en suspensión la credibilidad. Y las dosis de hemoglobina, sin llegar a los niveles ni tan salvajes ni tan memorables a los que acostumbran los países francófonos, son lo suficientemente potentes ya que en todo momento se trata de una violencia cruda aplicada con muy mala baba que no resulta agradable de ver.
Seguramente a gran parte del público le pueda echar para atrás las actuaciones cada vez más histriónicas de los personajes protagonistas. Personalmente, creo que en ambos casos a medida que va avanzando el metraje tienen motivos bastante justificados para comportarse así. En el caso de él porque queda patente que su locura parece no conocer límites con tal de conseguir sus enfermizos objetivos, y en el caso de ella porque está dispuesta a agarrarse con uñas y dientes a la vida e intentar darle la vuelta a la situación vengándose de su captor y verdugo.
El único gran defecto que se le puede achacar es su excesivo humor que no casa bien con el tono en general. Meter de vez en cuando alguna broma por aligerar el ambiente es algo necesario y normalmente bienvenido, pero en la película está tan desmedido que parece quitarle seriedad a una historia que se había presentado como algo serio. Algo similar a lo que sucedía con Tú eres el siguiente, pero muchísimo más excesivo y con el riesgo de expulsar al espectador de lo que está viendo. Aunque si se tiene la capacidad para poder pasar por encima los excesos y el humor, la historia sigue siendo más convencional de lo que promete pero igualmente gratificante.