Fantástico Sr. Fox
Personalmente, el nombre de Wes Anderson no me provoca grandes amores ni odios. Si bien es cierto que no he profundizado en su filmografía, puedo admirar con facilidad su estilo, pero sus historias no han terminado de dejarme huella o por algún motivo no he terminado de conectar con ellas. Me alegra comunicar que esa conexión por fin ha tenido lugar. Os hablo de Fantástico Sr. Fox.
Basada en una novela de Roald Dahl, la historia se centra en el señor y la señora Fox, una pareja de zorros que viven una tranquila vida con su hijo Ash y recientemente con Kristofferson, un sobrino al que prácticamente han adoptado. Pero la aparente vida no resulta tan tranquila, pues el señor Fox por las noches se dedica a robar gallinas, patos y pavos de las tres granjas vecinas, algo que no sentará bien a los dueños de las granjas quienes optarán por dar caza al zorro y a su familia cueste lo que cueste.
Al no estar familiarizada con la novela original, no puedo evaluar si se trata de una adaptación fidedigna ni hasta qué punto el mérito de la historia es más de Roald Dahl o de Wes Anderson. Lo que sí es cierto es que la simbiosis entre estos dos autores no podría ser mejor, resultando en una película capaz de encandilar por igual a niños y adultos, que sabe muy bien medir el equilibrio entre la comedia y el drama y que en casi todo momento sabe mantener el foco sobre la narración de forma que se hace dinámica y entretenida. Secuencias como la presentación de los granjeros ponen a disposición de la trama todo el potencial del medio cinematográfico, supone un despliegue de imaginación por parte del director y guionista, y donde se demuestra un sentido inmejorable del ritmo.
Por si fuera poco, al contrario de lo que me resulto Isla de perros del mismo director, donde sí considero que la estética y la técnica superaba por mucho a la narración, en esta ocasión van perfectamente de la mano, aunque nuevamente la animación stop-motion es exquisita de contemplar. Resulta increíble la cantidad de trabajo y de detalles que son perceptibles con una técnica tan artesanal. Elementos como el pelo o las texturas de los animales, los tejidos de la ropa, la comida e incluso los decorados son especialmente notables por todo el trabajo y el mimo que tienen detrás, y además los movimientos de los personajes no podrían estar más conseguidos debido a la gran fluidez. Y a nivel audiovisual también mencionar la labor de otro de los colaboradores habituales de Anderson como es Alexandre Desplat, quien se luce de lo lindo con sus partituras y diversidad de géneros musicales, especialmente de cara al tercer acto.
Ya que se ha mencionado a los personajes, resaltar que en su versión original hay varios aciertos respecto a los actores encargados de poner voces a los animales antropomórficos, siendo quizás George Clooney el que más destaca por su carisma, su encanto y cierto punto canalla que le imprime a Mr. Fox. Y más allá de que la cinta sea un dignísimo entretenimiento, como fábula funciona a las mil maravillas por los conflictos que propone: La convivencia entre humanos y animales que se comportan como humanos, los esfuerzos que pueden suponer a los animales el tener que ocultar esos impulsos salvajes y primitivos en pro de comportamientos más civilizados o el peso que cargan los hijos de querer enorgullecer a los padres sin aparente éxito.
Tal vez un pequeño defecto que se le pueda sacar es que después de un clímax muy potente, sí da la sensación de que su epílogo se alarga en exceso o que quiere recalcar demasiado del mensaje debido a la naturaleza de fábula. Pero ese pequeño detalle finalmente no empaña una experiencia tan entrañable.