Las Fallas de València no necesitan presentación, pero sí merecen ser contadas de nuevas formas y desde diferentes perspectivas. Y eso es precisamente lo que consigue La danza de la pólvora, un documental dirigido por Pablo Zanón que se ha presentado en la edición de 2025 del festival DocsValència. Esta película documental, que presumiblemente se estrenará a final de año en cines, logra capturar con una mirada artística la esencia de una de las fiestas más emblemáticas de España, conjugando emoción, tradición y un altísimo nivel visual.
Con apenas información (algo habitual en documentales de recorrido reciente por festivales), la experiencia de visionado resulta aún más valiosa. Cuando vi que lo proyectaban en DocsValencia le dije a mi hermana, vamos a verlo que seguro te gustará. Aquí, una primera aproximación a esta obra tan valenciana como universal.
Sinopsis de La danza de la pólvora
Este documental se estructura a través de cinco protagonistas bien distintos pero igualmente representativos de las Fallas: la pirotécnica Reyes Martí, el artista fallero Josué Beitia, la fallera mayor de la falla Ciscar-Burriana Carla Ruiz, el director de banda Manuel Baixauli y Rafa Chordá, el diseñador del manto de la Virgen. A través de sus vivencias, el documental va tejiendo un retrato íntimo, lleno de matices, que permite asomarse a lo que habitualmente queda fuera del foco: la emoción, la artesanía, el esfuerzo y, por supuesto, la pólvora.
Reseña sobre el documental
Desde el primer fotograma se nota el mimo con el que está hecho este documental. La dirección de fotografía del francés Théo Belnou es sencillamente deslumbrante, captando la majestuosidad de la fiesta con planos que cortan el aliento. A eso se suma un diseño sonoro exquisito, donde conviven pasodobles, charangas y composiciones más contemporáneas que aportan un ritmo fresco y envolvente. La mezcla musical, lejos de ser un capricho, potencia cada secuencia y consigue que la emoción se dispare como un cohete en la mascletà.
Como valenciano, la experiencia ha sido especialmente intensa. He descubierto detalles que no conocía, como los entresijos de los «vestidores de la Virgen», figuras esenciales pero poco visibles en la narrativa habitual de las Fallas. Se agradece también que el documental no se limite a una mirada puramente fallera, sino que, gracias a una producción internacional —con participación polaca incluida—, la obra se abre a una visión más amplia, más cinematográfica, y menos folklórica en el sentido turístico.
Está claro que los falleros en particular y valencianos en general se van a sentir profundamente identificados, pero también queda la duda de si quien no conozca las Fallas podrá conectar de la misma manera. Yo quiero pensar que sí, porque el resultado tiene vocación de trascender lo local, y en gran parte diría que lo consigue.
La danza de la pólvora es más que un documental; es una carta de amor a las Fallas y a todos los que las hacen posibles. Su estreno en el festival DocsValència ha sido el inicio perfecto para una obra que, sin duda, merece ser vista y apreciada por un público amplio. Una experiencia cinematográfica que emociona, educa y celebra la riqueza cultural valenciana.