No sé ni por dónde empezar. Guerras sucias o su título en ingles Dirty wars es un documental de Rick Rowley que opta al Oscar a mejor documental en 2014. El escalofriante documental narra la investigación del periodista Jeremy Scahill sobre la verdad de las guerras encubiertas de los Estados Unidos.
Algunos estaréis pensado: “En serio Makelelillo, sabiendo lo poco que te gustan estos temas y después de la tabarra que diste con The act of killing vuelves a hablar de otro documental sobre guerras, matanzas y demás tropelías humanas” Si así soy yo de masoca.
Volviendo a la película documental Guerras sucias, nos muestra como lo que empieza siendo una investigación aislada de un ataque no reconocido por los Estados Unidos en Afganistán a un grupo de civiles, se convierte en una gran trama encubierta que se desarrolla en muchos países, y no solo en los que se encuentra un conflicto armado reconocido, por medio de un equipo de operaciones secretas, avalado por el gobierno estadounidense con el que parece su único fin: Combatir el terrorismo. Pero y quien me discute a mí que esa forma de actuar no es terrorismo. Conseguir sus objetivos a toda costa y cobrándose todas las vidas de inocentes que sean necesarias (se cuentan por miles), actuando al margen de cualquier ley y además intentado transmitir que eso tan inhumano que realizan es lo correcto (y muchos se lo creen) solo para que el presidente de turno duerma tranquilo…
Siempre que pienso en estos americanos, que se creen dueños del mundo, me viene a la cabeza la frase: “Ellos se lo guisan y ellos se lo comen” y una palabra: Sub-nor-ma-les.
