Gracias al Festival Cinema Jove de Valencia y su sección oficial de largometrajes, tuve la oportunidad de ver Fwends, debut de la directora australiana Sophie Somerville, que además estuvo presente en la proyección y participó en un coloquio con el público. Ver una cinta así, fresca y casi improvisada, en sala grande es un lujo: el cine joven vive en festivales como este, y Fwends lo demuestra a cada plano.
Sinopsis de Fwends
Em (Emmanuelle Mattana), abogada en Sydney, viaja un fin de semana para encontrarse con su amiga Jessie (Melissa Gan) en Melbourne. Sin horarios ni planes establecidos, deambulan por la ciudad conversando sin parar: desde temas banales como cafés ideales, hasta asuntos más duros como el acoso laboral y los rupturas recientes. Durante esos 92 minutos, la película se convierte en un retrato íntimo y en movimiento de dos veinteañeras (o treintañeras, no me queda claro) enfrentadas a la vida adulta.
Reseña: un guion que se siente vivo
Fwends se mueve en los terrenos del mumblecore y el cine de “walk and talk”, al estilo Antes de amanecer, pero con una frescura propia que mezcla comedia ligera y drama íntimo. La directora Sophie Somerville (ganadora del Caligari Prize en Berlinale) se atreve a jugar con lo improvisado, a confiar en el instinto de las actrices y a construir cada escena como si fuera una conversación real. Y funciona: hay banalidad que cala, humor que revive sin estridencias, y emoción que crece en lo cotidiano.
El trabajo de cámara es discreto pero eficaz: largos encuadres que permiten observar las interacciones naturales y el entorno urbano como un personaje más. La banda sonora (jazz ligero sobre todo) acompaña sin empalagar, reflejando ese salto del alivio risueño al peso del secreto compartido.
La química entre Mattana y Gan es el verdadero motor de la película. Comparten escenas cómicas (¿una improvisada sesión selfie con mascarillas?) y momentos más tensos con igual credibilidad. La espontaneidad fluye y da vida a esa sensación de “pero ¿por qué ya no somos tan amigas?”, envuelta en afecto residual.
Una joya pequeña, pero muy auténtica
Fwends no pretende reinventar el género, pero sí ofrece una experiencia que cala. Su mayor mérito es capturar la amistad en tránsito, con gracia, con verdad. Verla tras el coloquio con Sophie Somerville añade valor: sientes que el cine surge del pulso de la vida real.
La película puede verse como un ejercicio de estilo y con mucha autenticidad, que pasa de la comedía al drama con una soltura apabullante. Si te gustan las charlas infinitas, los personajes imperfectos y la emotividad cotidiana que no necesita fuegos artificiales, esta es tu cinta. Pequeña en presupuesto, pero grande en honestidad.