El Hobbit: La desolación de Smaug
¿Me gustó más el libro?
La respuesta es sí, evidentemente, como siempre. Pero pocas películas se han acercado tanto en historia a su obra literaria como esta de aquí. A pesar de algunas incongruencias tiene muy merecida la nominación a los Óscar de sonido y efectos sonoros y visuales. Y me extraña, no, me enfada que no haya tenido más nominaciones.
Breve sinopsis
Bilbo Bolsón junto con el gran Thorin Escudo de Roble y sus fieles enanos prosiguen su aventura hacia la montaña solitaria para reclamar el reino enano de Erebor. Pero el camino no será ni mucho menos fácil. Deberán enfrentarse a multitud de peligros que les podrán a prueba a todos, por no decir que al final del trayecto les espera un enorme dragón escupe-fuego que no dudará en merendárselos si alguien le toca “las joyas”.
Tráiler
¿Qué te parece?
Tras el tedioso comienzo de la trilogía, La Desolación de Smaug se nos presenta bastante más entretenida que su predecesora cargada de orcos, espadazos a orcos, orcos chillando, orcos muriendo, cabezas de orcos rodando, orcos por los tejados y orcos a las finas hierbas.
Podría haceros una reseña sobre las diferencias de la película al libro y los cambios sin sentido que hacen para que la historia no acabe aburriéndonos, pero esto es una crítica de la película, no una comparación (¿¿¿¿Quién le manda a Harry romper la varita si eso no sale en el libro????)
El caso es que por A o por B la trama consigue mantenerte enganchado las casi 3 horas que dura la película (3 horas por 3 pelis = libro de 300 páginas…) aunque solo sea por estar 149 minutos viendo a elfos hacer acrobacias. Y, si no te entretiene el argumento, siempre puedes ir buscando a lo largo del film todas las coincidencias con la trilogía del Señor de los Anillos que ya van asomando la cabeza a medida que avanzamos la saga.
El humor se abre paso gracias a la actuación característica de Martin Freeman (Bilbo Bolsón) y su cara de “¿porqué a mi?” además del toque cómico que le dan los enanos a determinadas situaciones en las que el humor tiene poco hueco. Por lo demás tenemos a un Orlando Bloom (Legolas) poco expresivo sin contar su insistencia en cerrar los ojos exclusivamente con el párpado inferior… y una Evangeline Lilly (Tauriel) más bien falseta.
¿Se merecen los Oscar?
El Hobbit: La desolación de Smaug, mejor sonido:
El sonido es en su gran mayoría el causante de que no nos aburramos en la película. Parece mentira y diréis que estoy loco pero tiene igual o mayor importancia el sonido que la imagen y El Hobbit está a la altura de los Óscar sin ninguna duda.
El Hobbit: La desolación de Smaug, mejores efectos sonoros:
Si el sonido es de Óscar, habría que inventar niveles más altos para calificar los efectos sonoros. Desde los chirridos de los orcos y Beorn al principio de la película hasta el vozarrón de Smaug increíblemente interpretado por Benedict Cumberbatch. (por cierto me encanta la batalla verbal entre Smaug y Bilbo porque me recuerda a la exitosa serie Sherlock en la que ambos actores son compañeros, entrañable) Los efectos sonoros son de 12.
El Hobbit: La desolación de Smaug, mejores efectos visuales:
Los efectos visuales de la película hacen que nos sumerjamos en la tierra media como nunca lo hemos hecho. No solo los efectos digitales si no los juegos de luz que presentan en todo momento son un regalo para la vista. Sin embargo voy a quejarme de los bonitos, pero ya abusivos planos hipergenerales ya visibles en la anterior entrega y toda la trilogía del Señor de los Anillos de los paisajes. Que sí, que muy bonito, pero sigue con la historia anda.
Digna de ver en…
El cine, por supuesto, aunque como siempre digo, en el día del espectador o pillando alguna oferta que últimamente están sacando muchas. No puedes morir sin oir al memorable Smaug conversar con el “Jinete del Barril”.
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