La Excavación
La Excavación (2021) es un título que ha pasado casi desapercibido este año, injustamente puesto que la cinta tiene varios méritos. La película está basada en la novela del mismo nombre escrita por el inglés John Preston y gira entorno al descubrimiento y posterior exploración de los restos de un barco anglosajón en Sutton Hoo.
Un arqueólogo independiente y con métodos casi artesanales es contratado para realizar la misión de descubrir esta obra de la historia que yace en el terreno de una viuda y adinerada madre de un pequeño hijo. Estas ruinas de armazón se convierten en el nexo entre ambos personajes y el motivo para iniciar una travesía que los obliga a enfrentarse a la burocracia y la incomprensión de algunas autoridades de su país.
The Dig (título original en inglés) tiene un ritmo pausado, fiel al espíritu literario, con escenas donde espacios naturales llenan la pantalla y donde se privilegian los diálogos acompañados de una lluvia intempestiva o un soleado día de relajo en un lago. La imagen de la cinta nos recuerda el estilo de las películas de Ivory y Merchant que fueron tan populares en los 80 y 90. El interés de la cámara está en los recorridos del reparto, quienes se muestran como seres inquietos frente a la solemnidad inmutable del monumento histórico.
La Excavación es una película que privilegia la construcción de vínculos entre sus personajes. El hijo de la millonaria es un elemento vital en este entramado donde los sentimientos son recatados y en los cuales, por fortuna, no hay una manipulación por romantizarlos. Es en este punto, donde quizás la película encuentra su punto frágil, la concentración de la dirección se pierde en las historias de los roles secundarios em vez de fortalecer el estudio de personalidad de los dos personajes principales.
Ralph Fiennes reafirma que es uno de los mejores actores de los últimos 30 años y su Basil Brown, un incomprendido arqueólogo enamorado de su profesión, está dibujado con recato e intensidad. Es un rebelde que brilla desde la sombra. Por su parte, Carey Mulligan interpreta a la auspiciadora Edith Pretty mezclando vulnerabilidad con un ímpetu casi heroico. Ambos actores están muy bien como los conductores de esta historia que está basada en hechos de la vida real.
Recomendable para quienes quieren ver una película con personalidad propia en el océano de cintas olvidables que ofrecen las plataformas actualmente.