El Festival de Málaga fue el escenario para el estreno de La furia de Gemma Blasco, la cual tuvo una excelente recepción ganando varios premios.
Alex, una joven actriz, es violada en una fiesta en Nochevieja y no reconoce a su agresor. Cuando acude a su hermano Adrián en busca de abrigo y compresión, éste reacciona cuestionándola y presionándola. Así, Alex se distancia de su hermano y de todo lo conocido. A lo largo de un año vive sola el asco, la vergüenza y la culpa. Adrián, consumido por la rabia, toma sus propias decisiones en un camino cada vez más oscuro, muy lejos de lo que Álex necesita. Mientras, ella interpreta al vengativo personaje de Medea y encuentra en el teatro la única forma de canalizar su dolor y su ira.
Lo usual al tratar temas de violación es caer en el drama de las víctimas, todo el proceso de denuncia, a veces hasta el tratamiento psicológico, no estamos ante un filme que se enfoque en esto. La directora que mayormente ha realizado cortos anteriormente apuesta por lo íntimo, por alejarse de todo lo que implique llanto y pena. El viaje de Alex se representa a través de un guión que se estructura en los varios momentos de su vida antes del evento y luego.

Me parece muy interesante el título y que Blasco encontrara en el teatro como manifestación, específicamente en la obra de Medea la liberación para el personaje. Las furias habla del trauma, pero también del silencio, de esa violencia interna que se apodera de ti como mujer y que simplemente no hay forma de exteriorizarla.
Ángela Cervantes eclipsa, no puedes dejar de mirarla, un trabajo fantástico, desde Chavalas y La Maternal se sabía que tenía madera de actriz. Àlex Monner se aferra a un registro repetitivo en cada uno de sus momentos.
Gemma Blasco se suma a las voces de realizadoras españolas con luz, con discurso libre, La Furia es un alegato feminista poderoso y necesario.











