La justiciera
Arranco mi especial de verano, algo que llevo haciendo varios años, pero que seguramente solo entiendo yo. Lo más normal es que comience con una película de Olivia Wilde que por lo que sea es la actriz con más reseñas del blog de cine, bueno por lo que sea… porque prácticamente he repasado toda su filmografía. En esta ocasión os hablo de una película de 2018, escrita y dirigida por Sarah Daggar-Nickson, lo que supone su opera prima en lo que a largometrajes se refiere. Se trata de La justiciera, o su título original A Vigilante que es con el que llegó a España, aunque más tarde se terminó cambiando.
De que trata la película
Muy resumidamente la película trata sobre una mujer que ayuda a buscar venganza a gente que ha sufrido abusos domésticos. Pero entrando un poco más en detalle, la película va más allá.
Después de escapar de su violento marido, pagando un precio muy alto, Sadie (Olivia Wilde) intenta superar el trauma que sufre ayudando a otras víctimas de malos tratos y violencia doméstica.
Después de meses de riguroso entrenamiento en diferentes artes marciales y otras habilidades, Sadie está lista para ejecutar su venganza y seguir ayudando a más personas que no se pueden defender.
Crítica de La justiciera
Como veréis, no he mencionado a más actores, pero es que básicamente la película se sustenta en la interpretación de Olivia Wilde, que se le ve más desgarradora que nunca. Y el trabajo de maquillaje y peluquería es genial (yo me entiendo porque lo digo).
Creo que el trabajo de Sarah Daggar-Nickson como directora es muy interesante y consigue que que todo el film tenga vida propia. Pero igual que digo una cosa digo la otra. El guion me parece más flojo, sobre todo en su tercer y último acto que se vuelve infumable, pero no solo ahí, ya se aprecian defectos de fabricación a lo largo de todo el metraje.
Y es una pena, porque mira que me gustan a mí las películas de venganza, donde uno mismo o una misma (como es el caso) se busca la vida para solucionar la situación en la que se encuentra, normalmente llevándose mucha gente por delante. Y si encima, utiliza sus propios miedos para ayudar a los demás… todavía mejor.