Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida
Ha pasado bastante tiempo desde que hablé de Lara Croft: Tomb Raider, la adaptación al cine de la mítica saga de videojuegos. Aquella no es que fuera la panacea pero nos vino en una época en la que estábamos bastante acostumbrados a ese tipo de productos. Dos años después de la primera entrega nos llego la segunda, Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida, y es de ella de la que os hablo hoy, tras una breve sinopsis, claro.
Un terremoto en Santorini, Grecia, saca a la luz un templo submarino que data de los tiempos de Alejandro Magno. Muchos cazadores de tesoros se congregan para hacerse con las riquezas de la antigua edificación. Lara Croft (interpretada por Angelina Jolie) también acude a la cita con intención de preservar los secretos que contenga el templo. Allí encuentra un extraño orbe, aunque parece que no es la única detrás de el. Tras escapar del templo a duras penas y sin el antiguo objeto, Lara averigua que el experto en armas biológicas, Jonathan Reiss (Ciarán Hinds), es quien lo ansia. Pues parece que el orbe es un mapa que indica la localización de la Caja de Pandora, pero abrir ésta no haría ningún bien al mundo.
En dos años no ha mejorado demasiado su apartado visual respecto a su antecesora. De hecho aquí no se salvan ni las escenas de acción, pues son más exageradas que en la anterior y algunas de ellas provocan cierto sonrojo. En la banda sonora tampoco es que encontremos mejoría. Siguen predominando temas techno y de rock de lo más genérico, algo que se podía ver en casi cualquier película de acción dolmilera.
El reparto por su parte es bastante bueno. A una Angelina Jolie que sigue haciendo suyo el papel de Lara Croft y es casi lo mejor de la cinta, se le unen Ciarán Hinds haciendo un villano al puro estilo James Bond, y Gerard Butler como comparsa protagonista que tiene muy buena química con Jolie. Dirige esta vez Jan de Bont, lo cual no deja de sorprenderme. Pues ha cometido en esta entrega los mismos errores que su antecesor, Simon West.
Y es que por tres o cuatro puntos, la película tiene la misma estructura que Lara Croft: Tomb Raider, aunque hay muchas cosas que están peor que en aquella. Por ejemplo, algunas escenas son una demostración de testosterona con bastante mal gusto. Tampoco ayuda el grado de supresión de realidad que tenemos que alcanzar para integrarnos en la trama, pues hay momentos que carecen de más sentido que el de fliparse. Y para rematar, hay una cantidad ingente de estereotipos sobre todo hacía la comunidad china, aunque la griega al principio también se lleva unos cuantos. Algo que tristemente era habitual en el cine estadounidense más rancio de los 90 hacía atrás pero siendo del 2000 me alarma demasiado.
En definitiva, Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida no solo repite los esquemas de la anterior entrega, sino también todos sus errores añadiendo unos cuantos más, algunos bastante vergonzantes. Tras esto no hubo más películas de esta saga, imagino que tras un resultado tan malo. No sería hasta el reboot de la propia saga Tomb Raider en videoconsolas cuando volveríamos a ver a Lara Croft en cines. Algo de lo que ya os hablaré.
No todo lo que se pierde debe ser encontrado.