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Mandy | Blog de cine

En el cine, uno de los elementos más importantes que forman buena parte del éxito de las películas, es la música. Existe un extenso catálogo de cintas que se presentan como musicales y varias otras que basan sus historias en la vida de músicos o alrededor de canciones y discos. Por su parte, Mandy (2018), dirigida por Panos Cosmatos y protagonizada por Nicolas Cage, es música hecha película. Sin embargo, no es porque sea un musical o esté basada en algo en específico, sino porque su construcción general, es como ver (que no escuchar) un disco completo de Black Sabbath, Deep Purple Judas Priest. Es la representación gráfica del heavy metal, acertada, perturbadora, compleja y, por momentos, confusa para los pocos habituados al género. Poster Mandy_2018. Filmfilicos blog de cine.

El argumento principal no es algo que no hayamos visto antes, Red Miller (Nicolas Cage) es un leñador que vive junto a su amada esposa, Mandy (Andrea Riseborough), en una acogedora y apacible cabaña en medio del bosque. Su tranquilidad se ve perturbada por el encuentro con una secta liderada por Jeremiah Sand (Linus Roache) quien, en complicidad con sus fieles seguidores, marca la vida del matrimonio de manera trágica. Tras estos hechos, Red emprenderá una cacería sangrienta para cobrar venganza.

La historia se desenvuelve en tres partes, presentadas como capítulos totalmente entrelazados que van conduciendo la narrativa comenzando por el amor idílico de sus protagonistas, hasta caer en las fauces del infierno con una violencia que roza lo gore.

A pesar de que la temática no sea del todo original o novedosa, los puntos más fuertes e importantes de esta película se concentran en su narrativa visual que genera una armonía excelente con la música que maneja, mezclando en la pantalla imágenes alucinantes inundadas de colores rojos, purpuras, azules y verdes, con canciones de King Crimson o del último trabajo de Jóhann Jóhannsson a quien, incluso, le dedicaron este trabajo.  Por todo esto, vale la pena dedicarle atención especial a su BSO:

La mayoría de las secuencias ideadas por Cosmatos, especialmente las de acción, están saturadas de formas, ediciones y colores que no dejan indiferente a nadie; pueden ser amadas u odiadas, pero es imposible dejarlas pasar desapercibidas. Toda la atmósfera es un viaje psicodélico que, además, está acompañado de discursos que transitan lo filosófico.

También es destacable la interpretación que hace Nicolas Cage, sobre quien recae el peso de la historia que no sería lo que es sin su participación, pues el personaje parece estar tan hecho a su medida que resulta difícil concebir el filme sin su presencia; lo que la valió la nominación a mejor actor en los Blogos de Oro 2019.

Pocas cosas hay en el cine que alcancen a construir una historia tan bien sustentada en su música, sus imágenes y planos que dicen tanto sin hablar. Sin embargo, tanta saturación de tomas alucinantes y sangre al por mayor, también juega en contra de Mandy al compararla con películas de horror con historias un poco más elaboradas en la redacción, aunque no tanto en lo visual y sonoro; por lo que puede resultar incomprensible para algunos y ser juzgada como una cinta sin gran importancia. Por eso es importante verla sabiendo que es un universo aparte desde el cual se nos permite ver una historia conocida con unos ojos diferentes.

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