No manches Frida
Ezequiel “Zequi” Alcántara (Omar Chaparro), es un ladrón que acaba de salir de cárcel. Ya en libertad, se encamina a buscar el dinero que ha robado, el cual se encuentra enterrado debajo del gimnasio de una escuela preparatoria llamada Frida Kahlo (como muchísimas escuelas en México).
Para poder acceder a la escuela y recuperar su dinero, falsifica documentos para poder trabajar ahí como maestro sustituto. Para su sorpresa, tiene éxito en su fraude y comienza a laborar en la institución, sin embargo con lo que Zequi no contaba era con que los estudiantes a los que tendría que educar, serían totalmente rebeldes, descontrolados, mal educados y groseros.
Es así que, mientras intenta recuperar su dinero, tendrá que encontrar la manera de poner en orden al grupo de estudiantes que no dejan de gastarle bromas pesadas a él y al resto de profesores. Por si eso no fuera poco, tendrá que lidiar con la vigilancia de Miss Lucy (Martha Higareda), quien siempre está preocupada por la buena formación y el trato amable hacía los alumnos.
Además de Omar Chaparro y Martha Higareda, nombres ya muy reconocidos en el nuevo cine mexicano, el reparto se completa con nombres como el de Fernanda Castillo, Mónica Dionne, Rocío García, Regina Pavón y hasta Adal Ramones.
La película dirigida por el español Nacho G. Velilla, responsable de proyectos con éxito en España como “7 vidas” o “Aída”. “No manches Frida” está basada en la cinta alemana “Fack ju Göhte”, es sólo la primera parte de una saga que comenzó en 2016 y este año estará en rodaje la segunda parte.
Si bien es cierto que a últimas fechas el cine mexicano, al menos en el género de comedia, no ha hecho grandes aportes, pues se ha limitado a copiar recetas de proyectos ya probados en Hollywood; éste filme resulta entretenido y divertido, cumpliendo así con su propósito que es sacarle una risa fácil al espectador.
Es una buena película, que no deja de tener sus fallas entre las que terminan resultando las más notables algunos chistes forzados y el exceso de clichés. Aunque, personalmente lo que más incómodo me resultó fue el enfrentarme a un escenario en el que lo único que me faltaba era ver aparecer a Adam Sandler para que no me quedara duda de que era una película suya.
A decir verdad, aunque no se trata de una copia fiel sí se percibe una constante sensación de su contenido ya se ha visto antes en otra parte. Aun así, tampoco se puede quitar el mérito que tiene de cumplir con su papel, con buenas actuaciones que hacen que esta película tenga un aporte de entretenimiento y diversión al que bien se le podría dar una oportunidad.