No tengas miedo (Cobweb)

Si hace nada hablaba de una exitosa campaña de marketing respecto a Barbie que se ha traducido en resultados inmejorables, hoy toca hablar del caso contrario. Soy consciente de que si hablábamos de películas de terror, la fecha más golosa para estrenar cualquier cinta es en el mes de octubre. Sin embargo, los números han demostrado que si hay un buen boca oreja detrás y si el producto es lo suficientemente llamativo puede dar el campanazo en cualquier época del año. Por ello me cuesta comprender como la distribuidora ha decidido estrenar la película de la que vengo a hablar hoy de tapadillo, sin apenas promoción y con una competencia en cartelera brutal en vez de reservarla para un momento más idóneo, pues por su calidad merece la pena.

Peter es un niño de ocho años que vive aterrorizado por los constantes golpes que oye al otro lado de la pared de su dormitorio. Al hablarlo con sus padres, estos le insisten que tan solo es producto de su vívida imaginación. Los golpes van incrementando hasta que Peter decide hablar con la aparente responsable de esos sonidos y en el proceso Peter empezará a sospechar que sus padres esconden un terrible secreto entre las paredes del hogar.

De entre toda la avalancha de estrenos semanales que ofrece Netflix, pocos fuimos los que le dimos una oportunidad a Marianne. Poco importó, pues para sorpresa de nadie, la serie acabó siendo cancelada de manera prematura. Pero tras su paso dejó por el camino algunas escenas de terror memorables y un nombre para tener en cuenta, el del responsable de la serie Samuel Bodin. Así que no es de extrañar que cuando vi su nombre en esta película mis expectativas subieron como la espuma debido al bagaje previo y me alegra comprobar que no han sido en vano. Ya desde la primera escena la atmósfera de Halloween mete de lleno al espectador con la presentación del entorno en esa casa que da la impresión de estar más aislada en ese barrio, de la situación misteriosa y aterradora con los ruidos al otro lado de la pared, las dinámicas familiares entre Peter y sus padres en la que a uno ya se le mete la mala vibra en el cuerpo y en la mente, y la melodía constante de una especie de nana siniestra, un lamento hecho música que hace recordar a una infancia perdida de forma dolorosa cuyos ecos resuenan en el presente y que no pude evitar que me recordase a la infravalorada La cura del bienestar.

A medida que se va conociendo más sobre el comportamiento de Peter, más siniestra se vuelve la sombra que se cierne sobre él. La trama da muestras de elementos ya vistos en otros filmes donde el nicho familiar juega un papel fundamental a la hora de crear malestar como pueden ser Insidious, Sinister o Expediente Warren. Pero también sabe jugar muy bien sus cartas de relato semigótico y con ese factor lúdico de relato corto al estar ambientada en Halloween que podría pasar por una buena historia corta de Stephen King, al planteamiento de Black Phone, o por uno de los segmentos de Truco o trato o Historias de miedo para contar en la oscuridad. Con todas estas referencias sobre la mesa, sería fácil que resultase en un productor genérico y olvidable, y sin embargo, el guion y la dirección de Samuel Bodin convierten la película en algo muy notable, con la suficiente miga para mantener al publico interesado hasta el final.

Y es que aunque uno puede intuir por dónde va la gran revelación de ese secreto familiar gracias al título y las pistas que se dejan caer sutilmente, Bodin sabe sembrar la suficiente duda para mantener al espectador con varias hipótesis antes de dar el golpe de gracia. Y vaya que si lo consigue cuando llega el momento crítico, creando escenas espeluznantes y manteniendo la tensión hasta casi el último instante gracias a saber muy bien qué mostrar y qué ocultar. Hasta llegar a su clímax, se ha construido un ambiente muy macabro en la casa, donde los secretos y los comportamientos extraños son cada vez más alarmantes. Se van acumulando como la ropa sucia en el cesto, dejando varias aristas del terror por el camino hasta que todas se reúnen en un tercer acto tan brutal como disfrutable dentro de los parámetros del género, donde si uno es fan sabrá apreciarlo como la más loca de las atracciones del parque.

Con todo ese caldo de cultivo de tensiones y tinieblas, destaca muy positivamente el desempeño de Antony Starr y Lizzy Caplan como los progenitores de Peter, que cumplen muy bien como el prototipo de padres sobreprotectores en apariencia solo que hay algo más debajo de la máscara, y a medida que se empieza a resquebrajar empieza a aflorar lo peor de cada uno, haciéndolos unos personajes sumamente impredecibles y aterradores. Solo diría que la película tiene dos grandes defectos. El primero, a pesar del gran intento en ciertas secuencias de un gran trabajo de fotografía a base de luces y sombras, en particular una escena muy significativa que tiene que ver con unas escaleras, la cinta es excesivamente oscura para el ojo humano. Se podría argumentar que debido a todo ese ambiente de aislamiento fantasmal que propone puede ser algo que case con la historia, pero una cosa es que la iluminación sea escasa y otra muy diferente es que haya escenas donde haya que hacer un esfuerzo para seguir la acción. Y el segundo tendría que ver con el final, pues aunque no es ni mucho menos decepcionante ni algo sacado a ultima hora de la chistera, le falta un mejor remate para dejar un regusto más dulce.

En líneas generales, es una película de terror clásica muy bien hecha que cualquier aficionado al género debería darle una oportunidad y que merece mejor repercusión de la probablemente va a tener.