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La cura del bienestar

Necesito levantarme y aplaudir. Desde que en 2002 Gore Verbinski realizase el remake americano de The Ring (La Señal), el director había cambiado el género de terror por aventuras más familiares. Han tenido que pasar 15 años para que el realizador volviese a probar suerte con el género que popularizó su nombre. Pero la espera ha valido la pena.

Lockhart es un alto ejecutivo de una importante empresa neoyorquina. Con el objetivo de ascender en su trabajo y para que la empresa logre un gran acuerdo, Lockhart es enviado a un remoto balneario en Suiza para que traiga de vuelta a uno de los directores ejecutivos de la empresa. Pero cuando llegue al lugar, se dará cuenta que no todo es tan idílico como parece y que el centro esconde unos oscuros secretos que pondrán a prueba el juicio de nuestro protagonista.

En el momento que empezaron a surgir los primeros avances de la película, inmediatamente pensé en Shutter Island de Martin Scorsese, El Resplandor de Stanley Kubrick y la propia The Ring (La Señal). Una mezcla bastante extraña pero que si uno piensa bien en ella, los escalofríos se encuentran con facilidad. Y cuando empezaron a salir las primeras opiniones, algunos hablaban del último largometraje de Guillermo del Toro, La Cumbre Escarlata. Con este añadido, hay que cambiar el prisma con el que se debe ver el film, porque al igual que sucedió con la cinta del realizador mexicano, puede llevar a confusiones sobre lo que se va a encontrar. Y es que el último trabajo de Verbinski no es una cinta de terror al uso, es un cuento de terror gótico.

La Cura del Bienestar

Pese a todos los referentes que he mencionado y de los que toma prestados ciertos elementos, logra ser un trabajo muy original. Es absorbente desde el primer al ultimo minuto. Su gran punto a favor es toda la experiencia sensorial que consigue crear: Una exquisita fotografía a cargo de uno de los colaboradores habituales del director, que si fuera por mí, diría que es el logro del año; una banda sonora que resuena en la cabeza durante el visionado de la película y después de él, logrando captar los sentimientos de melancolía, soledad y estremecimiento propios de la historia o unas imágenes que consiguen que el espectador tenga todo tipo de sensaciones en su piel. Un cálido abrazo por unas manos muy heladas.

Su primera hora es modélica. Su narración, su exposición, el devenir de la historia hacen que quien está mirando la pantalla se sienta hipnotizado. Se quiere resolver el enigma del misterioso complejo en lo alto de las montañas (otra característica de las novelas góticas) tanto como su protagonista, pero al final la resolución es lo que menos importa. Esto último es una opinión y una advertencia. Hay muchas más capas y hay que ir retirándolas una a una. Pero en su segunda hora la narración se vuelve mucho más densa e intenta poner a prueba la paciencia del espectador, será la decisión del mismo si quiere aventurarse en lo propuesto. Lo onírico cobra más fuerza y la trama va por otros derroteros. Unos derroteros que no me han convencido del todo y terminan pesando sobre el discurso, lo que me lleva al mayor defecto de la cinta, su duración. Por mucho que haya disfrutado con ella, se hace muy larga innecesariamente. Y su clímax me recordó en cierta forma al final de otra conocida novela gótica que me reservó con el fin de evitar spoilers pero tuve que hacer un mal llamado “salto de fe” para entrar en el cierre.

La Cura del BienestarPese a que he hecho hincapié en su conseguida y envolvente atmósfera, me han sorprendido los momento puntuales que llegan a ser desagradables. No se deben a sobresaltos, grandes subidas de volumen o cubos de sangre y casquería. Se trata de momentos genuinos que logran erizar el vello de la piel, mandar escalofríos a la espina dorsal y que las imágenes se queden insertadas en la retina, que fascinan y horrorizan. No soy especialmente fan de Dane DeHaan, aunque considero que siempre da en la diana con sus proyectos. Este caso no es la excepción. Pero quien se lleva la palma es Jason Isaacs, quien consigue hacer un brillante antagonista que va in crecendo. Y considero a Mia Goth muy bien elegida para su rol, ya que la chica posee un rostro muy peculiar y le va como anillo al dedo su personaje.

No podía acabar sin hablar brevemente de la crítica que ha querido hacer Verbinski en su film. ¿La ambición es la gran enfermedad del siglo XXI? ¿Nos sentiremos mejor si dejamos de lado el afán de superioridad? ¿Hasta que punto la salud mental puede afectar al cuerpo? ¿Y cuál es la cura que se anuncia? La respuesta a esta última pregunta creo que es distinta para cada persona que pueda ver la película. Y cada uno puede darle una interpretación distinta después del final. Añadir que difiero de las malas críticas en general que ha obtenido esta cinta, y me da mucha pena que haya obtenido tan malos resultados en taquilla. Soy consciente que no es un producto para todo el mundo, pero si algo hay que aplaudirle es que es una idea muy original y que tanto su director como la productora han llevado a cabo el proyecto hasta el final. Una propuesta un tanto arriesgada en hoy en día es difícil de encontrar.

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