Nomadland
El pasado 26 de marzo se estrenaba en los cines españoles la película ‘Nomadland’, una de las triunfadoras de los últimos Globos de Oro y gran favorita a los Oscar 2021. Entre las seis nominaciones que ha recibido, se incluye ‘Mejor Película’, ‘Mejor Actriz’, ‘Mejor Dirección’ y ‘Mejor Guión’. Para muchos (entre los que me encuentro), este drama dirigido por Chloé Zhao es la película más destacada del año.
‘Nomadland’ cuenta la historia de Fern. Se trata de una mujer que, tras la muerte de su marido y los problemas derivados de la crisis económica de 2008, se ve abocada a una vida nómada, viajando por el país en una caravana y encadenando trabajos temporales. A lo largo de su recorrido comparte experiencias con otras personas que forman comunidades nómadas y que han decidido vivir de acuerdo a sus normas y sin las “ataduras de la tiranía del dólar”.
Fern era profesora en Empire, una ciudad situada en una zona remota de Nevada y dedicada a la extracción minera. Empire es solo un ejemplo de los muchos lugares que representan la decadencia industrial de los Estados Unidos y que rompe el viejo estereotipo del ‘sueño americano’. La región era una zona de prosperidad económica hasta que, en 2011, la gran recesión provocó la quiebra de la empresa propietaria de la ciudad y sus centenares de habitantes se quedaron sin presente ni futuro. Empire se convirtió en una ciudad fantasma que perdió incluso su código postal y su población tuvo que buscarse nuevos hogares. Es entonces cuando Fern convirte su furgoneta (La Vanguard) su hogar.
Este film está basado en el libro de no ficción ‘Nomadland, Surviving America in the Twenty-First Century’ de Jessica Bruden. La periodista americana se adentró en la vida de la comunidad nómada, presentando a personas como Linda May, Charlene Swankie y Bob Wells que se interpretan a sí mismos en la película. Esta conjunción entre actores de la talla de Frances McDormand o David Strathairn con personajes reales no profesionales proporciona un toque de autenticidad fantástico, casi de documental. Por su parte, y como no podía ser de otra manera, Frances McDormand realiza una interpretación extraordinaria. Obviamente su papel es esencial para que la película funcione puesto que son muchos los momentos en los que Fern que encuentra en soledad.
A nivel estético, se realiza un trabajo bellísimo con gran protagonismo de los atardeceres y paisajes bucólicos que dan una sensación de calma, tranquilidad y libertad. Pero también hay que destacar el efecto sombrío de muchas escenas con planos cortos a contraluz que iluminan los rostros de los personajes.
En resumen, me ha gustado mucho. Una opción muy recomendable para volver al cine y disfrutar de una película que seguro que consigue hacerse con alguna estatuilla el próximo 26 de abril.