Personal Shopper
Francia parece irle como anillo al dedo a Kristen Stewart: Chanel y Assayas, enamorados de su musa, la elevan a los más alto, difundiéndola en colores que sólo Chanel puede lograr y en escenas que sólo Assayas sabe crear.
En esta fusión de géneros, la más reciente cinta del francés Olivier Assayas, por la cual recibe el premio como mejor director en el Festival de Cannes de 2016, es sencillamente cautivadora. Maureen, una joven estadounidense (Kristen Stewart), se muda a París para contactar a su hermano muerto a través de sus dones de médium y mientras, acepta un trabajo como “personal shopper” de una celebridad para pagar las deudas parisinas. Un plot un poco raro pero definitivamente seductor, que de no ser narrado cuidadosamente puede ser un completo desastre.
Afortunadamente, tras el lente se encuentra un gran “storyteller”, Olivier Assayas, quien debido a su constante -y agradecida- necesidad de ofrecer algo distinto, logra hacer de Personal Shopper una obra de la cual vale la pena hablar.
Si bien es cierto que la parte fantástica de la película posee un logrado un poco desconcertante, la conexión que hace con la realidad de su personaje principal es muy interesante. Sitúa a Maureen como una extraña figura que se encuentra en el limbo entre lo real y lo imaginario, entre la ficción y lo palpable. Ella misma es un ente casi invisible, que no existe sino como extensión de su teléfono celular, de su moto y del ordenador que le permite tener contacto con su novio quien se encuentra a kilómetros de distancia. Lo que le otorga a la cinta una buena dosis de realidad de nuestra época, traduciéndose en una crítica a la pérdida de contacto humano y de interés social.
Ella misma es una presencia fantasmal, un zombie que busca desesperadamente contactar a su hermano que ha muerto en París, pero ¿cómo un fantasma contacta a otro?, mientras uno se encuentra atrapado en el mundo palpable, el único mundo que conocemos, se encuentra encerrado en el cuerpo de una chica vacía, visiblemente inquieta e insatisfecha. Este rol se le da muy bien a Stewart. Corrección: este es el único rol que se le da bien a Stewart y a pesar de que soy de las personas que juzgan a una actriz o actor por encasillarse en un tipo de personajes, la verdad es que si no se le puede pedir más en términos creativos, pues aplaudamos lo que sí saben hacer, y Kristen Stewart en los papeles de mujer extraña, desconectada del mundo y desaliñada, es perfecta.
Un drama íntimo que fusiona historias de fantasmas, luto, depresión, envidia y un asesinato, en el que supondríamos que sería muy complicado crear una conexión coherente entre estos elementos, pero el director coloca a Stewart como único punto de entrada, de salida y el que va conectar todos estos elementos entre sí, la mayor parte del tiempo sin una explicación lógica o sin ninguna explicación en absoluto pero que de alguna manera funciona. El mundo material en el que se encuentra sumergida Maureen -siempre en tiendas de joyas y casas de moda- es lo único que la mantiene ligada a la realidad tal y como la conocemos, lo que le lleva a sentir deseos e impulsos demasiado humanos, se siente tentada a llenarse de aquellas cosas a las cuales al mismo tiempo es tan ajena.
Por otro lado, conversaciones vía móvil con un extraño que dice conocerla, la lleva irremediablemente a ese mundo paralelo en el que vivimos actualmente. Una mujer obsesionada con su celular, creando vínculos con personas al otro lado de la pantalla, lo cual pasa también con su novio con el que sólo se comunica a través de Skype. Y finalmente, el mundo espiritual el cual parece ser el pie de esta historia, haciendo referencias a grandes artistas que se vieron influenciados por el espiritismo como lo es la pintora Hilma af Klint.
Este coctel experimental abre puertas a nuevas propuestas dentro del cine, creando estilos y géneros diferentes provenientes de un lenguaje cinematográfico que Assayas se ha inventado durante años, esta vez con la norteamericana como musa suprema y único centro de atención. Es una historia interesante, narrada de una manera fantástica, con una interpretación principal que no necesita apoyarse sobre nadie más para llevar el hilo de la historia sin ningún problema y una manera de filmar sencillamente magnifique. Esa, es Personal Shopper.