Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar
Intento ser lo más objetiva posible en cuanto a esta saga, pero la verdad es que se ha ganado mi corazón desde la primera entrega. Piratas del Caribe ha sabido crear con mucha inteligencia una saga que durante más de 10 años ha logrado permanecer fieles a sus seguidores y adquirir algunos nuevos a lo largo de sus obras.
Pero esta quinta película, debo aceptar que tristemente, tiene demasiados errores que no se pueden dejar pasar. Las actuaciones son vacías, empezando por un Orlando Bloom que regresa una vez más como Will Turner pero al cual no se le cree ni una palabra de lo que dice en su tan sobre actuada presencia. A la heroína del film, Kaya Scodelario, la salvan sólo sus hermosos ojos azules porque su nivel de actuación es también poco creíble y aburrido.
Y Johnny Depp, Johnny Depp…enamorada desde siempre de Jack Sparrow, debo aceptar que este personaje le está quedando grande al que una vez he considerado como uno de los mejores actores. La grandeza de Sparrow ha logrado sobrepasar el talento de Depp, el cual se ha visto a su vez opacado durante años, debido a este personaje que parece dominar sus gestos en cada una de las películas posteriores a Piratas del Caribe. Sparrow se sintió diferente, casi como una burla de él mismo y es lo que más pesar me causa en esta historia.
Javier Bardem, grande como siempre, cumple con un rol muy bien construido que, sin embargo, a ratos parece muy caricaturesco: con palabras inútiles en español para enfatizar el hecho de que se trata de un personaje proveniente de España (como si no fuera lo suficientemente obvio) hace de algunas de sus apariciones demasiado clichés y aburridas. Geoffrey Rush como Barbossa es impecable y creo que es el único que se salva en cuanto a su personaje y a su calidad de actor, de igual manera que el australiano Brenton Thwaites, como Henry Turner.
La Venganza de Salazar, a pesar de contarnos otra aventura del mar, ésta se caracteriza por explicarnos cosas que nunca nos fueron contadas en las primeras cuatro películas: la juventud de Sparrow y cómo llegó a convertirse en Capitán, qué fue lo que pasó con Elisabeth Swann y Will Turner, la sorpresa que nos depara Barbossa…en fin. La película cambia de curso en distintas ocasiones, volviéndola increíble en ciertas partes pero demasiado plana en otras. El enorme esfuerzo por hacer reír, hace que sus diálogos se tornen ridículos en muchas de las escenas, donde el humor norteamericano prevalece de una manera estúpida y demasiado innecesaria.
Creo que una buena manera de describir esta obra es que no tiene matices, es blanco o negro. Buena o mala. Escenas donde tienes el corazón en la garganta de la emoción de ver de nuevo a estos personajes y a su vez, otras escenas en la que divaga tu mente y te preguntas la razón real de esta quinta parte, tratando de no pensar que no es más que la manera preferida de Hollywood de hacer dinero.
Supongo que la trilogía de Gore Verbinski colocó la barra demasiado alta, la cual no pudieron alcanzar ni la cuarta película dirigida por Rob Marshall ni esta última, de la mano de los noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg (Bandidas, 2006), las cuales tienen todo, absolutamente todo a su favor, pero como todo lo bueno en exceso también puede ser dañino, Piratas del Caribe debió quedarse como una trilogía. A pesar de que se me eriza la piel con sólo escuchar su música, esta quinta entrega se ve agotada y sin frescura, a pesar de que rescataron elementos anteriores muy interesantes para darle algún sentido a esta quinta parte, ésta se ve demasiado forzada en algunos casos y no nos deja más que suplicar a su productor, Jerry Bruckheimer, que no siga haciéndole esto a una historia que puede pasar como una de las mejores del cine.