Enemy, esa joya extraña dirigida por Denis Villeneuve en 2013 y protagonizada por Jake Gyllenhaal, ha provocado más cejas levantadas que un examen sorpresa un lunes a primera hora. Su final, especialmente esa última escena con una araña gigante que aparece como quien no quiere la cosa, ha dado para todo tipo de teorías. Si saliste de la película con cara de “¿pero qué narices acaba de pasar?”, tranquilo: no estás solo. Vamos a intentar arrojar algo de luz (con cuidado, que hay telarañas).
Sinopsis de Enemy
Adam Bell, un aburrido profesor universitario, descubre a un actor idéntico a él mientras ve una película. A partir de ahí, lo que podría haber sido una anécdota divertida se convierte en una espiral de obsesión, paranoia y desdoblamiento. Adam y su doble, Anthony, comienzan a investigarse mutuamente, como si fuesen piezas de un rompecabezas que no encajan, pero tampoco pueden soltarse. Todo esto en un Toronto tan gris y opresivo que dan ganas de abrir la ventana aunque vivas en Mordor.
Explicación del final de Enemy (con spoilers, ojo)
La película termina con Adam, aparentemente reconciliado con su nueva situación, abriendo la puerta del dormitorio… y encontrándose con una araña gigante encogida contra la pared. Su reacción: total resignación. Nada de sustos ni gritos, como si ver arácnidos del tamaño de un coche fuese lo normal.
Entonces… ¿Qué significa todo esto?
Hay muchas interpretaciones, pero la más aceptada gira en torno al tema del control, el subconsciente y la doble vida. Las arañas representan, según algunas teorías, la figura femenina y el miedo al compromiso o a ser atrapado. Durante toda la película vemos cómo los personajes masculinos están divididos entre la rutina y el deseo, entre la estabilidad y la tentación.
Adam y Anthony podrían no ser dos personas distintas, sino dos caras de la misma persona: el lado reprimido y el impulsivo. De ahí que Gyllenhaal interprete a ambos, sin que haya una confirmación clara de si existen como individuos separados.
La aparición final de la araña sería la manifestación visual del temor de Adam a su nueva vida. Ahora que ha tomado el control, que ha aceptado su parte más oscura, el miedo vuelve a surgir… como una gran araña agazapada en la habitación. Y su reacción calmada podría indicar que, por fin, acepta esa parte de sí mismo. O… simplemente se ha rendido. Qué optimismo, ¿eh?
¿Qué ha dicho Denis Villeneuve sobre el final?
Poco, como era de esperar. Villeneuve es de esos directores que prefieren que el espectador saque sus propias conclusiones. Sin embargo, en una entrevista con IndieWire, se menciona que el director se basó en la novela El hombre duplicado de José Saramago, pero tomó muchas libertades creativas, especialmente con el simbolismo de la araña.
El propio Villeneuve ha dicho que la película trata sobre “el control”, y que “las arañas son un símbolo personal”. A buen entendedor, pocas patas le bastan.
Nuestra opinión: el valor de lo que no se entiende (del todo)
Enemy no es una película para todos los públicos, ni quiere serlo. Su ritmo lento, su atmósfera densa y su final críptico hacen que mucha gente se baje del barco antes de tiempo. Pero precisamente ahí radica su fuerza. Es cine que no te da las respuestas, sino que te lanza preguntas y se esconde bajo la cama mientras piensas.
El final, con esa araña descomunal, puede parecer gratuito, pero encaja perfectamente con el tono del filme: opresivo, introspectivo y lleno de capas. Y si algo nos enseña esta película es que a veces hay que abrazar el desconcierto, aunque esté lleno de patas peludas.