Space Jam: nuevas leyendas
“Space Jam: Nuevas Leyendas” no será recordada en unos 25 años con el mismo cariño que los millenials recordamos la primera película, al menos yo creo que no.
En el 96 “Space Jam” tuvo una gran acogida del público, sobre todo por la mezcla entre personajes reales y dibujos animados, algo que solo se había visto unos años atrás en “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” de Robert Zemeckis. Además, situar la historia en el primer retiro de Michael Jordan del baloncesto fue un puntazo, ya que muchos empezaron a conocer a la NBA con ese nombre y sus peripecias fuera del baloncesto estaban en boca de todos, así como los rumores de retorno.
Dicho esto, este tipo de películas hay que verlas con la actitud de lo que son: entretenimiento, fandom y algo de nostalgia.
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Warner Bros buscaba repetir el éxito que tuvo la primera, jugando con la nostalgia y reemplazando a la mega estrella del baloncesto. Quizá LeBron James sí sea la mejor elección para esto, jugando también con esa eterna pelea de “King James” por arrebatarle el título de Goat (Greatest of all times – Mejor de todos los tiempos) a Michael Jordan.
El problema es que el resultado final parece una maniobra propagandística de Warner Bros gigante, aunque al menos satirizan con ello desde el principio, lo que lo hace más divertido.
Argumento de “Space Jam: nuevas leyendas”
LeBron James hace de él mismo: mega crack de la NBA, tres veces MVP (mejor jugador), cuatro anillos (de momento), empresario y con una gran masa de seguidores. En la película se recrea a la familia real: dos niños, una niña, su mujer y “The King”. El argumento es básicamente este: padre que presiona a sus hijos para que alcancen su máximo potencial en el baloncesto ya que es lo que él ha hecho y ya supone que es lo que ellos tienen que hacer. Uno de los niños no está muy por la labor, ya que le mola más crear videojuegos y con 12 años ya tiene un juego brutal, pero su padre cree que los videojuegos son caca porque a él de pequeño le dijeron que se centrara en el baloncesto. El niño quiere presentar su juego en un evento pero coincide con el evento de baloncesto al que su padre quiere que asista y se pelean.
Para limar asperezas, Bron se lleva al pequeño a Warner Bros, donde le quieren hacer una presentación para protagonizar una película. El film ha sido ideado por Al. G. Ritmo, el algoritmo de la productora que vive en sus servidores (a partir de aquí los conoceremos como serviverso). Al ver la presentación del algoritmo, encarnado por Don Cheadle, LeBron opina literalmente que es como mucho un cinco, que no le ve sentido y que deportistas intentando actuar nunca funciona, en cambio al hijo le encanta y le parece increíble la programación del tal algoritmo. El ser virtual se cabrea ante la opinión de LeBron y secuestra al niño metiéndolo en el serviverso, mete a Bron también y le dice que si quiere recuperarlo tendrá que vencerle en un partido de baloncesto, así que le da un tiempo para ensamblar un equipo y le suelta en el serviverso. ¿Dónde cae? En el universo de los Looney Tunes, donde solo queda Bugs Bunny, y a partir de aquí ambos personajes se adentrarán en el serviverso en busca de los miembros del “Tune Squad”.
Lo bueno de “Space Jam: nuevas leyendas”
El viaje de LeBron James y Bugs Bunny por el serviverso es disfrutable para cualquier nerd: además de visitar mundos dedicados a universos como “Harry Potter”, “Juego de Tronos”, DC Comics o “Matrix”, la forma en la que intercalan animación con imagen real es una pasada, y de vez en cuando vemos grandes cameos de títulos en el haber de WB, y hasta aparece la nave de Rick y Morty saludando.
“Nunca me dejas ser yo”
Esa frase define el dilema/trauma de la historia, pero todos sabemos que como en cualquier película familiar va a haber un final feliz, en el que padre e hijo hagan las paces, por lo que es muy predecible. Por el camino, eso sí, nos van a dejar perlitas del estilo “aún estoy aprendiendo a ser padre”, “te presiono porque creo que es lo mejor para ti”…, para que el público se identifique con los traumitas y a ser posible llegar a ser emotiva. A mí el tema me ha parecido hasta algo tóxico.
No es una gran película, pero entretiene. Los efectos visuales y la animación molan mucho, además si sigues la NBA verás cameos, zascas y alguna referencia. Así que nada, te la recomiendo si quieres ver eso, sin pretensiones de igualar a la primera ni de ser un peliculón.