Esta delicada película inglesa, seguramente será una de esas que pasa inadvertida por los cines, con el poco aprecio que se tiene a las pelis independientes en este país.
La historia que se cuenta, es la típica de un chico adolescente, marginado y rarito, viviendo su primera experiencia amorosa, sufriendo un drama familiar, etc. Pero está tan bien contada, con ese prisma tan diferente, esas relaciones: tan alocada con la novia y tan peculiar con sus padres. El protagonista (Craig Roberts) llevando todo el peso del film, consigue un resultado genial.
Es verdad que por momentos pueda pecar de primaria, básica o cutre… pero de repente aparecen esos detalles furtivos, arriesgados e innovadores, característicos de esos intrépidos directores, como el de este film que no tienen miedo de arriesgar, de salirse de la línea marcada para crear autenticas genialidades visuales.
Me encantan esos planos tan concretos, tan diferentes, esos travellings’ tan currados… y es que siendo una historia tradicional, en un marco tradicional y con personajes tradicionales, se convierte en moderna y novedosa con su forma de contarla y de grabarla… o al menos esa sensación me llevo yo.
