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Triple X | Crítica de la película

Seguimos con Vin Diesel aunque con menos carreras de coches, menos mujeres, pero más acción.

En Triple X (xXx), Xander Cage es un personaje famoso de acción que tiene muchos problemas con la ley. Un programa secreto de la NSA que usa delincuentes para operaciones especiales decide infiltrar a Xander en una banda de matones ex-soldados de la URSS.

Rob Cohen, director de la primera parte de A todo gas, también es el creador de esta saga, aunque al principio no lo iba a ser. Y “casualmente” también está protagonizada por Vin Diesel. La sombra de A todo gas es muy larga y las similitudes con el personaje y las dos entregas son bastantes.

En esta ocasión Vin Diesel es Xander Cage un “youtuber” de la época, incluso podría ser el precursor de los “youtubers”, un tipo duro con problemas con la ley y que mejor que un delincuente para trabajar en la NSA y tener acceso a una organización secreta, para acabar con una banda de mafiosos, rusos, que primero matan y después preguntan. Vamos, lo mismo que A todo gas, pon a unos delincuentes a matar al narcotraficante de turno.

Ahí va nuestro protagonista, que en dos minutos es amigo del hombre más buscado de la República Checa, consigue toda la información, hasta su número de cuenta, algo que no han podido hacer la NSA en meses. Osea, que no lo ha podido hacer la mayor organización de espías del mundo.

Y tras ser descubierto por el malo, la película se convierte en un James Bond pero más macarra y calvo, sobre todo calvo. Con la típica guarida secreta donde está el ingeniero que te enseña sus últimos inventos, unas vendas explosivas, una pistola con diferentes tipos de balas y más adelante el coche de los mil botones que tiene de todo menos un mechero para encenderse un cigarro.

Mientras, el malo, que parecía que solo quería vender droga, robar un poco y vivir del crimen organizado, está creando la bomba más letal del mundo, pero con el contacto con el agua es inofensiva, todo esto encima de un pequeño submarino que atacará la ciudad de forma inminente.

Y allá que va el submarino y nuestro amigo Xander detrás de él con un coche que bien podría conducir Toretto. Termina subiéndose usando un gancho que más adelante veremos en A todo gas. Como colofón final Xander, al no poder parar la explosión de los misiles decide sacrificarse y colocarlos del revés para que el submarino se hunda y explote en el agua, pero como recordamos antes, en el agua no pasa nada y Xander sale tranquilo y listo para llevarse a su chica a una isla paradisíaca a gastos pagados por la NSA.

En mi opinión la película vale muchísimo la pena por el montaje y la banda sonora mucho más lograda que en A todo gas, por ejemplo.

Curiosidades

La película está dedicada a Harry L. O’Connor, especialista que murió durante el rodaje de una de las escenas.

Mi calificación

“No es porno”

¡Hasta la próxima, amiguitos!

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