Los ex
“Si París es la ciudad del amor, es también la ciudad de los ex”
Llevo rato intimando con el cine francés, por mero placer debo aceptar. También debo reconocer que estoy experimentando un poco de miedo con respecto a lo que estoy sintiendo por él, ya que no sé si es mi humor el que ha cambiado y ahora me hace gracia lo que antes calificaba como ridículo o es que le he otorgado el respeto que se merece por tratarse del arte del país que me ha acogido. Sea como sea, quiero compartir mi experiencia con una película que sin duda alguna, crea un sentido de identificación a quien la vea, ya que trata uno de los temas más amados y odiados por todos: los ex.
Normalmente no haría una crítica de esta película, pero me pareció tan jodidamente genial que debo escribir sobre ella. La verdad es que la manera de ser filmada es bastante común, la utilización de colores es acertada, la música correcta…en fin. Lo bueno de esta película no está en su forma sino en su fondo.
Dividido en varias escenas que se conectan entre sí con el paso del tiempo, muy al estilo del estadounidense Garry Marshall (Historias de San Valentín en el 2010 y Noche de fin de año en el 2011) relatan la historia de la relación pasada de cada personaje principal. Alguna historia de amor, otra de odio, de deseo, de miedo y de ganas, cuidadosamente relatadas e interpretadas magníficamente. Es una comedia definitivamente inteligente ya que bajo el tema de las relaciones pasadas se esconden elementos delicados que su director ha sabido tratar muy bien para tocarnos las fibras más íntimas sin llegar a ser demasiado dramático: la paternidad, la enfermedad, la muerte, el divorcio, la familia.
Se basa en la estructura de las relaciones pasadas y cómo éstas afectan a las presentes, que pueden dañar o salvar relaciones futuras: es ese amor del pasado que nos causa nostalgia, ese del cual nos arrepentimos o al que odiamos con todas nuestras fuerzas, con el que quisieras volver o que no lo quieres de vuelta pero tampoco quieres que esté con nadie más, en fin, toca las situaciones más comunes -y algunas no tanto- en las que hemos estado gracias o debido a esos fantasmas que nos marcan por el resto de la vida, para bien o para mal.
La manera en que su director, Maurice Berthélemy juega con los personajes es fascinante, ya que a pesar de ser completamente comunes no rozan con lo cliché ni lo aburrido, a pesar de que hemos visto demasiados como ellos o en algunas ocasiones, hemos sido así nosotros mismos, no se siente repetitivo. La película tampoco es aire fresco para el cine, ni mucho menos, pero cumple con varios de los roles para los que el cine está hecho, entretiene y hace reflexionar. Entretiene porque es una comedia divertida, corta y ligera y al mismo tiempo te adentras a una retrospectiva sobre tu propia vida amorosa, que resulta igualmente divertido al reconfortarte con la idea de que siempre hay exes peores que los tuyos, que tu situación amorosa siempre puede ser peor y depende de la persona, hasta podría agradecerse el hecho de estar soltero o en una relación estable donde los ex dejaron de tener tanta importancia.
A pesar de no haber sido muy aclamada por la crítica y contrariamente a lo que otros críticos piensan, me parece que es una buena oportunidad para simplemente descansar la mente, perderse en algunos recuerdos, reírse de alguno que otro chiste, hacer un balance de nuestra propia vida amorosa y simplemente dejarse llevar por una película que no se quedará en tu mente, ni será galardonada de ninguna forma pero que seguramente te hará pasar un buen rato.
Así que como dice bien en el resumen del film, “sea que nos obsesionan o que adoramos detestar, en el fondo, siempre es difícil de olvidar a nuestros ex”.