Un mal día lo tiene cualquiera
Sonia (Ana Polvorosa) se acaba de mudar a un piso nuevo con su gato. No es el lugar ideal aunque al menos tiene la soledad y el silencio para concentrarse en lo realmente importante: su tesis doctoral. La premisa de Un mal día lo tiene cualquiera no parece demasiado interesante, pero el drama espera al bajar la basura.
Cinco años dedicados al control, aislada del mundo y la diversión con el objetivo de escapar de la precariedad laboral. Porque solo quedan unas horas, mañana Sonia defiende su tesis. Todo está en orden. Conseguirá su título, un trabajo fijo y podrá escapar de su insulsa vida en la que la pobreza le está soplando en la nuca.
* Viendo esta película di gracias por la procrastinación que me salva de terminar la tesis y hacer mi vida aún más absurda.
Sonia cree tenerlo todo controlado, su mejor amiga quiere que la acompañe a un concierto pero pasa. Al día siguiente, en unas horas, un tribunal evaluará los últimos años de su vida. Es ya de noche, sale de casa para tirar la basura como seguramente habrás hecho muchas veces, con las llaves en la mano y sin nada más. Total, son solo unos minutos. ¿Qué puede pasar? ¡Pues todo! Eso es de primero de gafe, las posibilidades de encontrarte a la persona que te gusta son inversamente proporcionales a lo mal que vayas.
Álex de la Iglesia es el productor del debut como directora de Eva Hache en esta cinta que parte de la idea de que las normas equilibran el mundo, ser ultra controladora te ayuda a anticipar los problemas… ¿o no?
Escapar de la policía puesta de anfetas con leopardo y feminismo contra señoras cotillas de barrio.
Espacios seguros que se vuelven infiernos, el infierno son los otros y el abismo está a un paso de distancia.
La insensibilidad de una sociedad que no te ve cuando dejas de ser parte activa del capitalismo.
Porque la única certeza del control que existe, es el hecho de que no controlamos nada.
