Hay películas que uno ve, termina, y al día siguiente apenas recuerda. Y luego están otras que se te quedan agarradas al lóbulo temporal como una melodía inquietante. Under the Skin es de estas últimas. Y sí, también forma parte de mi especial veraniego personal, ese que ni explico ni tiene sentido para nadie… salvo para mí.
Sinopsis de Under the Skin
Una misteriosa mujer (Scarlett Johansson) recorre Escocia en una furgoneta buscando hombres solitarios. Su belleza atrae, pero detrás de su rostro hay algo mucho más oscuro. A medida que se sumerge en la humanidad que la rodea, comienza a cuestionar su propósito y su propia existencia.
Es una historia sencilla en la superficie, pero con muchas capas debajo. Literal y metafóricamente.
Trama, dirección y una Scarlett muy diferente
La premisa parece casi de ciencia ficción minimalista (y lo es), pero en manos de Jonathan Glazer se convierte en algo difícil de clasificar. No estamos ante una película convencional, ni falta que le hace. Aquí importa más la atmósfera que el argumento. Glazer (que venía de dirigir Reencarnación y videoclips memorables) opta por una narrativa despojada, casi hipnótica, donde el silencio y las imágenes pesan más que los diálogos. Y eso, aunque pueda sonar pretencioso, funciona.
Visualmente, Under the Skin es una experiencia. Los paisajes escoceses, tan fríos como bellos, contrastan con los momentos surrealistas y oscuros en los que se funde la protagonista con su propósito alienígena. Y la banda sonora de Mica Levi… qué decir. Es de esas partituras que no solo acompañan, sino que se adhieren al alma. Rítmica, disonante, molesta a ratos, pero perfecta para lo que se cuenta.
Y luego está Scarlett Johansson. Que sí, que todos la tenemos en la cabeza por papeles más comerciales, pero aquí ofrece una actuación contenida, magnética y extrañamente vulnerable. Casi sin palabras logra transmitir una evolución emocional potente, en un personaje que [spoiler sin spoiler] no es precisamente humano. No es la típica interpretación de lucimiento, sino una que funciona precisamente por lo que oculta.
Dato curioso: muchas de las escenas en las que Scarlett interactúa con hombres fueron rodadas con cámaras ocultas, con personas que no sabían que estaban siendo filmadas o como estaba siendo filmadas. Esto añade una capa de realismo inquietante, y explica esa sensación constante de incomodidad.
Reseña de Under the Skin
Lo reconozco: no es una película para todo el mundo. Y lo digo como halago. Under the Skin es rara. Pero no rara de “no la entiendo y me enfado”, sino de “me incomoda y no sé por qué”. Y eso es algo que valoro.
No es de esas cintas que uno ve un domingo con resaca. Requiere paciencia, disposición a dejarse llevar. No busca ofrecer respuestas claras ni cerrar su trama con un lacito. Es cine sensorial, de sensaciones. De los que se quedan en la cabeza días después.
Por eso no sorprende que haya tenido una recepción polarizada. Para algunos es una obra maestra. Para otros, un despropósito pretencioso. Yo estoy en el primer grupo (o casi). Y aunque entiendo perfectamente que no guste a todos, no puedo evitar valorarla por su osadía.
Under the Skin no es una película para ver, es una película para sentir. Es desconcertante, hipnótica, y profundamente original. Y aunque su rareza la aleja del gran público, a quienes conecten con su propuesta les dejará huella.
Una propuesta tan poco convencional como estimulante, con una Scarlett Johansson que demuestra, una vez más, que puede hacer lo que le dé la gana y salir airosa.